lunes, 17 de diciembre de 2012

Crítica: Golpe de efecto (2012)

FICHA TÉCNICA
Película: Golpe de efecto. Título original: Trouble with the curve. Director: Robert Lorenz. País: USA. Año: 2012. Duración: 111 min. Género: Drama. Interpretación: Clint Eastwood (Gus Lobel), Amy Adams (Mickey Lobel), Justin Timberlake (Johnny), John Goodman (Pete Klein), Matthew Lillard  (Phillip Sanderson), Robert Patrick (Vince), Joe Massingill (Bo Gentry), Scott Eastwood (Billy Clark). George Wyner (Rosenbloom).Bob Gunton (Watson). Ed Lauter (Max). Guión: Randy Brown. Producción: Clint Eastwood, Robert Lorenz y Michelle Weisler. Música: Marco Beltrami. Fotografía: Tom Stern. Montaje: Joel Cox y Gary Roach. Diseño de producción: James J. Murakami. Vestuario: Deborah Hopper. Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España.


SINOPSIS: Un veterano ojeador de béisbol de edad avanzada (Clint Eastwood), que está perdiendo poco a poco la vista, viaja con su hija (Amy Adams) hasta Atlanta para observar a un joven talento. Las relaciones entre padre e hija son bastante conflictivas.


     Hace cuatro años, cuando dirigió y protagonizó Gran Torino (2008), Clint Eastwood afirmó que se retiraba de la interpretación porque ya no tenía nada más que ofrecer como actor. La verdad es que para el cinéfilo supuso un motivo de tristeza, ya que se retiraba uno de los actores con más presencia y carisma en pantalla de la historia del cine, y como despedida nos brindó otro de sus memorables personajes, el magnífico Walt Kowalski. Por circunstancias del destino, parece que el bueno de Clint, como otros ilustres actores que también anunciaron su retirada prematura, se lo pensó mejor y decidió aparecer en la película que dirige uno de sus habituales ayudantes tanto en la producción como en la dirección, Robert Lorenz. Y por ello, los que veneramos el trabajo tanto delante como detrás de las cámaras de este brillante octogenario (82 primaveras le contemplan) estamos de enhorabuena, porque siempre es un placer volver a disfrutar de su actuación.




     Por todos es bien sabido el gusto que tienen en Hollywood por los dramas deportivos (de hecho hace poco se estrenó otra película de temática parecida, Moneyball: Rompiendo las reglas (2011)), por lo que el baseball (deporte que ni entiendo ni entenderé) se convierte en el telón de fondo de una historia sobre un ojeador de baseball que poco a poco está perdiendo la visión y que recibe un último encargo, el que puede llevarle irremediablamente a la jubilación o suponer un espaldarazo a su carrera. Para ayudarle en ese trabajo tiene a su hija, con la que mantiene una relación bastante distante en la que parece que tienen poco que decirse. Evidentemente, el viaje que emprenden juntos tendrá algo de redención y de recuperación del tiempo perdido. Nos encontramos ante un film sin pretensiones, amable y que sigue al dedillo la hoja de ruta para dramas familiares con unas gotas de comedia, por lo que no podemos esperar algo novedoso o que pueda llegar a sorprendernos, únicamente una película agradable a la vista y de fácil digestión, con el tema de cómo afrontar la vejez y si uno debe dejar a tiempo lo que está haciendo como telón de fondo. Para ello, Robert Lorenz nos ofrece una dirección muy similar a de su mentor, evidentemente sin el punto de calidad de Eastwood pero muy clásica.



     Lo que si ha conseguido el director es que exista una gran química entre los tres protagonistas. Clint Eastwood nos ofrece uno de esos papeles que tanto le gusta últimamente, el de gruñón solitario enfadado con el mundo al que tienen que abrir los ojos para que reaccione y deje de creerse el ombligo del mundo. Se puede considerar el papel como una extensión del que encarnó en "Gran Torino". Para interpretar a su hija han elegido a Amy Adams, actriz en alza que espera que su intervención en la nueva película de Supermán le de el espaldarazo definitivo hacia la fama. Aquí aguanta muy bien las escenas con Eastwood, hasta el punto de que llega a robarle algunas. Por último, he de reconocer el aceptable trabajo que realiza un actor al que ya he dado algún que otro palo en este blog, y no es otro que Justin Timberlake, cuya presencia no es ni mucho menos molesta y que se erige en contrapunto perfecto para padre e hija. Con un papel más secundario tenemos al últimamente pluriempleado John Goodman.


     En definitiva, una película sin pretensiones, de agradable visualización y con la que pasar un buen rato, teniendo en cuenta que `puede ser la última interpretación de Clint Eastwood, bien secundado por Amy Adams y Justin Timberlake.


LO MEJOR: Ver de nuevo a Clint Eastwood delante de las cámaras; buen reparto;no es aburrida.

LO PEOR: Poco arriesgada en su propuesta; no perdura en la retina.

MI NOTA: 6/10

LA FRASE: "Venga, tú puedes".


                                                                TRAILER

                                

sábado, 8 de diciembre de 2012

Crítica: Mystic River (2003)

FICHA TÉCNICA

Película: Mystic River. Título original: Mystic River. Director: Clint Eastwood. Guión: Brian Helgeland, basándose en una novela de Dennis Lehane. País: USA. Año: 2003. Duración: 137 min. Género: Drama, Thriller. Intérpretes: Sean Penn (Jimmy Markum), Tim Robbins (Dave Boyle), Kevin Bacon (Sean Devine), Laurence Fishburne (Whitey Powers), Marcia Gay Harden (Celeste Boyle), Laura Linney (Annabeth Markum), Kevin Chapman (Val Savage), Thomas Guiry (Brendan Harris), Emmy Rossum (Katie Markum), Spencer Treat Clark (Silen Ray Harris), Robert Wahlberg (Kevin Savage). Producción: Robert Lorenz, Judie G. Hoyt y Clint Eastwood. Música: Clint Eastwood. Fotografía: Tom Stern. Montaje: Joel Cox. Diseño de producción: Henry Bumstead. Dirección artística: Jack G. Taylor Jr. Vestuario: Deborah Hopper. Distribuidora: Warner Bros.





SINOPSIS: Cuando Jimmy Markum (Sean Penn), Dave Boyle (Tim Robbins) y Sean Devine (Kevin Bacon) eran unos niños que crecían juntos en un peligroso barrio obrero de Boston, pasaban los días jugando al béisbol en la calle. Pero, un día, a Dave le ocurrió algo que marcó para siempre su vida y las de sus amigos. Veinticinco años más tarde, otra tragedia los vuelve a unir: el asesinato de Katie (Emmy Rossum), la hija de 19 años de Jimmy. A Sean, que es policía, le asignan el caso; pero también tiene que estar muy pendiente de Jimmy porque, en su desesperación, está intentando tomarse la justicia por su mano.


     Creo que no exagero si afirmo que "Mystic River" se ha ganado por derecho propio un lugar en el Olimpo de las mejores películas del S.XXI e incluso en la Historia del Cine. Desde que comenzó a dirigir hace apróximadamente 41 años, Clint Eastwood habrá hecho mejores o peores películas, con más o menos éxito de taquilla, pero lo que está claro es que con "Mystic River" alcanzó el cenit de su carrera como realizador, ya que considero complicado que otra obra suya llegue a atesorar tal grado de complejidad emocional, dirección de personajes y matices varios. Decidió dejar de lado su faceta interpretativa y se dedicó en cuerpo y alma a la que tal vez es su creación más oscura y difícil de digerir, pero también la más completa. En cada revisión se encuentra un detalle que se escapó con anterioridad, un recoveco en el laberinto de sentimientos que atraviesan los protagonistas, algo que muy pocas películas consiguen.




     "A veces creo que los tres subimos a aquel coche". Esta frase, que pronuncia el personaje de Kevin Bacon, carga con todo el simbolismo de la película, ya que se refiere al detonante que termina moldeando la personalidad de los protagonistas, lo que les hace actuar de la manera en que lo hacen. A partir de ese momento asisitimos a un auténtico muestrario de emociones y reacciones humanas, ya que si analizamos todos los temas que Eastwood toca en su película podríamos nombrar el amor, la familia, la venganza, la infancia robada, la destrucción de la inocencia, la mentira, la lealtad...Y el director los aborda todos sin un ápice de piedad hacia sus personajes, ya que la desesperación y el desasosiego se apoderan del relato e inevitablemente del espectador, consciente de que el desarrollo de la trama se asemeja a una tragedia griega que inexorablemente derivará en un final descorazonador, todo propiciado por la adaptación que hace el guionista, Brian Helgeland, de la novela de Dennis Lehane. Eastwood combina magistralmente unas gotas de suspense, representado por la investigación del asesinato de la hija de Jimmy Markum, con la que es la gran baza de la película, las relaciones entre los personajes, las miserias de cada uno, sus miedos, sus preocupaciones, y como todo ello va tejiendo una tela de araña que acaba atrapándolos a todos.


     Por lo general, Clint Eastwood siempre nos ofrece en sus películas una dirección de corte clasicista, ya que por norma general lo más rutinario es lo que suele funcionar mejor, y en "Mystic River" no iba a ser menos. Con un pulso narrativo pausado (que no lento, no nos confundamos), Eastwood se deleita en los cara a cara, en los pequeños detalles, en esos silencios que a la vez dicen tanto...Ello no quiere decir que de vez en cuando nos ofrezca planos de una calidad inmejorable, como esa toma cenital cuando Jimmy Markum es consciente de que han asesinado a su hija y multitud de policías tratan de sujetarlo, en una secuencia desgarradora. En cuanto a la fotografía, el director recurre a su habitual colaborador, Tom Stern, que sabe captar la sordidez del relato para crear una atmósfera opresiva. Eastwood también se ocupa él mismo de una banda sonora intimista, sin atisbos de grandilocuencia.


     Pero si algo ha cuidado Clint Eastwood en esta película son las interpretaciones. Podría empezar a nombrar adjetivos y creo que no terminaría nunca, ya que todos, y cuando digo todos son todos, los actores rayan a un nivel superior, se meten de manera incondicional en sus personajes y lo dan todo, propiciando que te los creas. Tim Robbins es Dave Boyle, el niño que sube al coche y cuya infancia es mancillada, forjando una personalidad asustadiza y que en ocasiones resulta hasta inquietante. Sean Penn es Jimmy Markum, padre de la chica asesinada, que abandonó su turbio pasado por ella y que se ve obligado a recuperarlo para averiguar la verdad a cualquier precio. Kevin Bacon es Sean Devine, el detective asignado al caso, al que ha abandonado su mujer y que  se ve obligado a tratar de nuevo con sus amigos de la infancia, recordando dolorosos detalles de ese pasado que les persigue a todos. Laura Linney  encarna a la mujer de Markum, que finalmente demuestra tener más determinación de lo que parece al principio. Por último, Marcia Gay Harden es Celeste, la mujer de Dave, que empieza a sospechar de su marido cuando aparece una noche ensangrentado. El repertorio interpretativo de todos es magnífico, todas sus conversaciones están llenas de matices, y aunque únicamente dos se llevaron el premio de la Academia todos lo merecen.


     En definitiva, una obra maestra, cine con mayúsculas, un muestrario desgarrador de la condición humana, un ejemplo de que nuestro pasado nos persigue allá donde vayamos y que al final acaba colisionando con nuestro presente. Si no la habéis disfrutado, ya estáis tardando.

LO MEJOR: Absolutamente todo: interpretaciones, dirección, ritmo, fotografía...

LO PEOR: Que no pueda sentir el placer de verla por primera vez.

MI NOTA: 10/10

LA FRASE: "Enterramos nuestros pecados, lavamos nuestras conciencias".


                                                                   TRAILER
 

martes, 4 de diciembre de 2012

Crítica: El ladrón de palabras (2012)

FICHA TÉCNICA

Película: El ladrón de palabras. Título original: The words. Dirección y guión: Brian Klugman y Lee Sternthal. País: USA. Año: 2012. Duración: 107 min. Género: Drama, romance. Intérpretes: Bradley Cooper (Rory Jansen), Jeremy Irons (anciano), Dennis Quaid (Clay Hammond), Olivia Wilde (Daniella), Zoë Saldana (Dora Jansen), J.K. Simmons (Sr. Jansen), Nora Arnezeder (Celia), Ben Barnes (joven), Michael McKean (Nelson), Zeljko Ivanek (Joseph Cutler), Ron Rifkin (Timothy Epstein). Producción: Michael Benaroya, Tatiana Kelly y James M. Young. Música: Marcelo Zarvos. Fotografía: Antonio Calvache. Montaje: Leslie Jones. Diseño de producción: Michèle Laliberté. Vestuario: Simonetta Mariano. Distribuidora: DeAPlaneta.



SINOPSIS: Un escritor de éxito lee su nueva novela ante una multitud de entregados admiradores. En ella se narra la historia de un escritor fracasado que tiene la fortuna de encontrar un manuscrito. Lo publica como suyo y obtiene un éxito espectacular que lo convierte en uno de los mejores escritores de su tiempo.


     La primera película que nos viene a la mente al ver "El ladrón de palabras" es The Hours (2002), ya que ambas comparten temática y estructura, aunque el resultado final es diferente. Nos encontramos ante la primera y arriesgada propuesta como directores de Lee Sternthal y Brian Klugman, autores también del libreto de la película. Y digo arriesgada porque la estructura de la misma se asemeja a un circo de cinco pistas, en el que el guión hace malabarismos con tres historias a la vez, una dentro de otra y donde llega un momento en el que no logramos discernir entre ficción y realidad. A los debutantes no les faltan ganas de agradar y ofrecer un producto rompedor a la par que interesante, pero el resultado final dista muchísimo de ser redondo a pesar de que al terminar de verla uno tiene la sensación de que no ha perdido el tiempo y que ha dejado un ligerísimo poso que hace pensar sobre lo que se ha visionado.





     Tal vez el mayor hándicap que puede presentar la película es que peca de demasiado ambiciosa, y que da la impresión de que hubiera funcionado mejor como novela que como película. Para hilvanar tres historias a la vez y evitar que la superposición de las mismas derive en un confuso laberinto de fechas, personajes y situaciones hay que tener un talento desbordante para que la narración no desfallezca y todas las historias tengan el mismo interés, y los directores de "El ladrón de palabras" no lo tienen. No consiguen dotar a la narración del alma necesaria para que la historia cale hondo, para que fluya la empatía con los personajes, con lo que nunca llega a emocionarnos lo que estamos viendo, a pesar de que ponemos empeño en ello y tratamos de sumergirnos en la trama. Y la verdad es que tiene mimbres para enganchar, ya que trata diversos temas como la falta de creatividad literaria, el plagio, los remordimientos o la falta de escrúpulos del ser humano para conseguir sus sueños o el aprender a vivir con nuestras decisiones. Tal vez uno de los aspectos más interesantes de la película es el tratar de discernir qué es realidad y qué es ficción, si un personaje u otro son fruto de la imaginación de uno de los escritores o es real, por lo que deja una puerta abierta a la imaginación de cada espectador.





     Encabeza el reparto uno de los actores de moda, Bradley Cooper, más habitual en papeles de comedia como el de Resacón en Las Vegas (2009) y su secuela, y que en esta película muestra sus limitaciones en el drama, suponiendo una elección muy poco acertada para encarnar al escritor protagonista y escenificar todos sus fantasmas y miedos. Lamentablemente sale perdiendo en el duelo interpretativo con Jeremy Irons, con un papel corto pero que permanece en la retina bastante más tiempo que el de Cooper. El cupo femenino lo integran la cada vez más en alza Zoe Saldana, que sale mejor parada que Olivia Wilde, actriz que no me dice absolutamente nada, presencia insustancial en todas y cada una de las películas que hace.


     En definitiva, una propuesta interesante, una película sin disparos, explosiones, monstruos, asesinos, efectos especiales; únicamente una historia de gente cotidiana afrontando sus problemas, que puede resultar más o menos fallida pero que intenta aportar algo más allá de lo habitual en el cine de hoy en día.

LO MEJOR: Historias dentro de historias; Jeremy Irons; no se hace pesada.

LO PEOR: Es complicado plasmar el lenguaje literario en el cine; Bradley Cooper no da la talla; la historia centrada en París rompe el ritmo.

MI NOTA: 6/10

LA FRASE: "Todos tomamos decisiones en la vida. Lo difícil es vivir con ellas".


                             
                                                                   TRAILER





    

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Crítica: En la mente del asesino (2012)

FICHA TÉCNICA


Película: En la mente del asesino. Título original: Alex Cross. Director: Rob Cohen. País: USA. Año: 2012. Duración: 101 min. Género: Acción, thriller. Intérpretes: Tyler Perry (Dr. Alex Cross), Matthew Fox (Picasso), Edward Burns (Tommy Kane), Jean Reno (Leon Mercier), John C. McGinley (Richard), Carmen Ejogo (Maria), Rachel Nichols (Monica), Cicely Tyson  (Nana Mama), Giancarlo Esposito (Daramus). Guión: Marc Moss y Kerry Williamson, basado en la novela “Cross”, de James Patterson. Producción: Bill Block, Steve Bowen, Leopoldo Gout, Paul Hanson y James Patterson. Música: John Debney. Fotografía: Ricardo Della Rosa. Montaje: Thom Noble y Matt Diezel. Diseño de producción: Laura Fox. Vestuario: Abigail Murray. Distribuidora: DeAPlaneta.





SINOPSIS: La película narra la historia del investigador de homicidios y psicólogo Alex Cross, en su intento de dar caza al asesino en serie Picasso. Pero cuando el peligroso juego del gato y el ratón entre los dos hombres pasa a un terreno personal, Cross ve desafiadas sus convicciones morales y su resistencia psicológica.


     El personaje protagonista de la película, Alex Cross, nacido de la imaginación del escritor James Patterson, ya había sido llevado al cine con moderado éxito y con los rasgos de Morgan Freeman en El coleccionista de amantes (1997) y La hora de la araña (2001). Después de 11 años se ha optado por desarrollar un reboot del personaje, y la verdad es que ha sido una muy mala decisión, porque posiblemente nos encontremos ante la peor película del año 2012, y eso que las ha habido malas de solemnidad, una auténtica pérdida de tiempo y dinero que peca de pretenciosa, intentando aparentar una seriedad que se le escapa por los cuatro costados, ya que no hay por donde cogerla, ni interpretaciones, ni guión, ni fotografía, ni banda sonora, ni escenas espectaculares...No he hecho caso de las críticas que la ponían por los suelos, que no eran pocas, y he decidido entrar al cine bajo mi cuenta y riesgo.Por eso os animo a que si queréis comprobar si esta crítica es exagerada o se ajusta a la realidad, no gastéis un solo euro en ella, que ya sabéis que el que avisa no es traidor y vuestro bolsillo lo agradecerá.





     ¿Por dónde empiezo? Pues sin duda por el guión, colmo de la ridiculez, que consigue dejar la sensación de que la historia no va hacia ningún lado y que hace aguas constantemente, ofreciendo diálogos y situaciones que causan vergüenza ajena, más propios de un telefilme de mediodía que de una película estrenada en salas comerciales. Al director, Rob Cohen, realizador vilipendiado hasta la médula pero que tiene en su haber películas de gran éxito como A todo gas (2001), no se le puede achacar nada, ya que bastante hace con el exiguo presupuesto del que ha dispuesto para el desarrollo del proyecto. Las escenas de acción son ridículas, plagadas de clichés y un uso mareante de la cámara que arrancan el bostezo del espectador, atónito ante el despropósito que está presenciando. Seguiría, pero creedme, una película como esta no merece más líneas.




     ¿Actores protagonistas? De risa el trabajo del elenco. En primer lugar tenemos a Tyler Perry, que encarna a Alex Cross, actor muy conocido en EEUU y del que no había oído hablar, y casi mejor que la cosa hubiera seguido así, porque hacía tiempo que no veía tal escasez de carisma, presencia en pantalla y desarrollo del personaje. Un auténtico mueble, vamos. Otro de los protagonistas es Edward Burns, el único actor capaz de disputarle a Keanu Reeves el premio "Cara de Palo" al intérprete menos expresivo de la historia. Y finalizamos con el que decían que era la sensación de la película, Matthew Fox, que perdió 20 kilos para esculpir su cuerpo e interpretar al malvado Picasso. Pues bien, nos encontramos ante una sobreactuación de las buenas, ya que parece que Fox se pasa toda la película pasadísimo de todo, interpretando a un asesino que se jacta de "amar el dolor" y...bueno, descubridlo vosotros/as mismos/as. De los secundarios prefiero no hablar.


     En definitiva, un bodriazo, un insulto a la inteligencia del espectador y todo un manual de qué no se debe hacer para ofrecer una (ya no digo ni buena) digna película. Debería haberse llamado "En la mente del guionista", que eso sí es todo un misterio. Un truño.


LO MEJOR: Nada.

LO PEOR: Todo.

MI NOTA: 1/10


                                             TRAILER


lunes, 19 de noviembre de 2012

Crítica: Argo (2012)

FICHA TÉCNICA

Película: Argo. Director: Ben Affleck. País: USA. Año: 2012. Duración: 120 min. Género: Thriller. Intérpretes: Ben Affleck (Tony Mendez), Bryan Cranston (Jack O’Donnell), John Goodman (John Chambers), Alan Arkin  (Lester Siegel), Victor Garber (Ken Taylor), Tate Donovan (Bon Anders), Clea DuVall (Cora), Kyle Chandler (Hamilton), Scoot McNairy (Joe), Chris Messina (Malinov), Taylor Schilling (Christine Mendez). Guión: Chris Terrio; basado en un capítulo de “El maestro del disfraz”, de Antonio J. Mendez; y en el artículo “The great escape” de la revista Wired, escrito por Joshuah Bearman. Producción: George Clooney, Grant Heslov y Ben Affleck. Música: Alexandre Desplat. Fotografía: Rodrigo Prieto. Montaje: William Goldenberg. Diseño de producción: Sharon Seymour. Vestuario: Jacqueline West. Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España.






SINOPSIS: Irán, año 1979. Cuando la embajada de los Estados Unidos en Teherán es ocupada por seguidores del ayatolá Jomeini para pedir la extradición del Sha de Persia, la CIA y el gobierno canadiense organizan una operación para rescatar a seis diplomáticos estadounidenses que se habían refugiado en la casa del embajador de Canadá. Con este fin se recurrió a un experto en rescatar rehenes y se preparó el escenario para el rodaje de una película de ciencia-ficción, de título "Argo", en la que participaba un equipo de cazatalentos de Hollywood. La misión: ir a Teherán y hacer pasar a los diplomáticos por un equipo de filmación canadiense para traerlos de vuelta a casa.


     Nadie podía sospechar que detrás de un actor muy mediático pero más bien mediocre como Ben Affleck se escondía un director que con apenas tres películas ha demostrado tener una proyección impresionante. Como guionista ya apuntaba maneras, ganando junto a Matt Damon el Óscar al Mejor Guión por El indomable Will Hunting (1997), pero fue con su ópera prima como director, Adiós pequeña, adiós (2007), cuando puso la primera piedra de una prometedora carrera como realizador, y donde acertó a la hora de dar el protagonismo a su hermano Casey Affleck. En The Town (2010) nos ofreció una película de atracos como las de antaño, recuperando en esta ocasión el papel principal. Para su tercer film se ha valido de una historia real, el rescate de seis diplomáticos de EEUU atrapados en Teherán por medio de una rocambolesca operación, cuyos detalles fueron desclasificados por Bill Clinton en 1997. El resultado es un thriller político con unas inesperadas pero magníficamente insertadas gotas de humor que le dan empaque al conjunto y con un suspense creciente que lleva a un clímax final de esos con los que te comes las uñas, confirmando a "Argo" como, posiblemente, una de las mejores películas de este año 2012 que se nos escapa entre los dedos.




     
     Más allá de mantener un enfoque serio durante todo el metraje, lo que hace a "Argo" especial es que sabe conjugar de manera magistral momentos de absoluta tensión con otros que consiguen arrancarnos una sonrisa, sin que ello suponga un lastre para que la película funcione como un perfecto y engrasado engranaje, consiguiendo así un adecuado equilibrio entre las escenas. Prueba de ello es la tricotomía que encontramos en el desarrollo de la historia, donde en un primer momento, el director nos traslada al momento de tensión palpable que se vivía en las calles de Teherán en aquella época, no muy diferente de lo que podemos ver hoy en día en las noticias, y que desemboca en el asalto a la embajada. Posteriormente, nos sumerge entre bambalinas para mostrarnos los entresijos de las producciones cinematográficas, en un excelente ejercicio de cine dentro del cine, con un puntito de ácida crítica. Finalmente se centra en el rescate de los diplomáticos, con un último tramo en el que si bien podemos apreciar cierta dosis de inverosimilitud al servicio del suspense, logra un clímax en el que el espectador se mantiene agarrado a su butaca. Con un adecuado sentido del ritmo y una dirección muy competente, Affleck consigue que nos interesemos por una historia que con un tratamiento diferente posiblemente podría haber resultado más aburrida.


     Técnicamente la película es perfecta, pero si tuviera que decantarme por algo en especial sería por la excelente ambientación, ya que el vestuario, los cortes de pelo, los bigotes, los despachos, el mobiliario etc...son de un realismo exquisito, dejando claro que los responsables se han preocupado hasta límites insospechados por el detalle, y si revisamos fotos auténticas de aquella época comprobamos en qué medida se ha apostado por la fidelidad en los escenarios. La película también cuenta con una excelente edición, una cuidada fotografía por obra y gracia de Rodrigo Prieto y una partitura del cada vez más solicitado Alexandre Desplat. No entraremos a valorar el hecho de que posiblemente Affleck haya hecho una película dirigida únicamente al público estadounidense, ya que se comenta que en la operación estuvieron más países implicados que el mérito no es exclusivo de EEUU, pero ya sabemos lo patrioteros que se ponen en sus películas, por lo que hay que saber separar la calidad del film del modo en que se pretende contarnos la historia.





     Ya he reseñado con anterioridad que Affleck no es santo de mi devoción interpretativamente hablando, ya que aunque no es un auténtico desastre como actor sí que observamos película tras película sus limitaciones. En la película encarna a Tony Mendez, el héroe encargado de sacar a los diplomáticos de Teherán, en un papel pensado para Brad Pitt, que no pudo hacer debido a problemas de agenda. Lo que sí hace Affleck muy bien es rodearse de estupendos secundarios, y en esta ocasión destacan por encima de todos John Goodman y Alan Arkin, que interpretan a un veterano maquillador de Hollywood y un productor de cine a los que Mendez pide ayuda para urdir su plan. Los momentos en pantalla de ambos son absolutamente deliciosos. También debo mencionar a Bryan Cranston, que interpreta al jefe de Mendez, y que se está convirtiendo en presencia habitual en los últimos años en toda buena película que se precie (con excepciones como Total Recall (2012).


     En definitiva, una de las mejores opciones de la cartelera que constituye una prueba fehaciente de que el gran cine no está reñido con el entretenimiento, con una fantástica ambientación que nos traslada a finales de los años 70 y principios de los 80 y un suspense que crece de manera paulatina, y que confirma a Ben Affleck como uno de los nombres a tener en cuenta en los próximos años.


LO MEJOR: La ambientación; suspense del de comerse las uñas; los secundarios.

LO PEOR: Cierto tufillo propagandístico; la impresión de que no se nos cuenta la historia completa.

MI NOTA: 9/10

LA FRASE: "-¿No tienen una idea menos mala? - Esta es la idea menos mala que tenemos señor...con diferencia."



                                                                  TRAILER



viernes, 9 de noviembre de 2012

Crítica: Sinister (2012)

FICHA TÉCNICA

Película: Sinister. Director: Scott Derrickson. País: USA. Año: 2012. Duración: 110 min. Género: Terror. Intérpretes: Ethan Hawke (Ellison Oswalt), Vincent D’Onofrio (profesor Jonas), Fred Dalton Thompson (Sheriff), James Ransone (Alguacil), Clare Foley (Ashley Oswalt), Juliet Rylance (Tracy Oswalt), Michael Hall D'Addario (Trevor Oswalt), Nicholas King (Bughuul/Mr. Boogie). Guión: Scott Derrickson y C. Robert Cargill. Producción: Jason Blum, Brian Kavanaugh-Jones. Música: Christopher Young. Fotografía: Chris Norr. Montaje: Frédéric Thoraval. Diseño de producción: David Brisbin. Vestuario: Abby O’Sullivan. Distribuidora: Aurum.







SINOPSIS: Un escritor de éxito en horas bajas viaja con su familia a lo largo y ancho del país para investigar terribles asesinatos que luego convierte en libros. Cuando llega a una casa donde ha tenido lugar el asesinato de una familia, encuentra una serie de cintas que desvelan horribles pistas que van más allá del esclarecimiento de la tragedia.


     Tras los éxitos (en taquilla, principalmente, de la crítica mejor ni hablamos) cosechados por Paranormal Activity (2007) (y sus tres secuelas, con la cuarta en camino) e Insidious (2010), los productores de ambas vuelven con Sinister para sembrar el terror en las salas de cine. El cine de terror siempre ha supuesto un buen gancho para el espectador, deseoso de emociones fuertes y muy predispuesto a pasar un mal rato en el cine. Desafortunadamente, la falta de originalidad en los guiones y la sensación de que difícilmente una película de terror puede acabar sorprendiéndonos supone un hándicap bastante importante. "Sinister" nos ofrece un planteamiento original en su primeros 45 minutos para después acabar fagocitada por muchos de los convencionalismos del género, dejándose llevar por los clichés y dejándonos un regusto amargo hasta la conclusión final, veladamente sorprendente. En esta ocasión, el encargado del proyecto es Scott Derrickson, director de la infame Ultimátum a la Tierra (2008) y de la denostada injustamente El exorcismo de Emily Rose (2005), por lo que vuelve al que al parecer es el género en el que mejor se desenvuelve




     Entre las virtudes de la película, podemos destacar el hecho de que da auténtico mal rollo, ya que durante todo el metraje se respira una atmósfera malsana, en la que el suspense va in crescendo y en la que somos partícipes de las tensas situaciones que vive el protagonista, así como del crecimiento de su obsesión por saber más y del punto de partida de una progresiva autodestrucción. El uso del Super 8 se erige en un recurso muy efectivo (también efectista), ya que es durante el visionado de los asesinatos donde la angustia y el malestar se adueñan del espectador. Para remarcar la tensión y el suspense se hace un uso marcado del sonido muy habitual en estas producciones, pero que aquí se vuelve más importante, así como de una BSO asfixiante y macabra, de las mejores que he oído en una película de terror. Todo se centra en la sugestión y en la imaginación, en transmitirnos el terror en estado puro cuando nos enfrentamos a lo desconocido. Y es precisamente en el momento en el que se desvía de ese ejercicio de sugestión y empieza a mostrarnos explícitamente aspectos importantes de la trama cuando se convierte en una más del montón y empieza a recurrir a sustos mil y una vez vistos y de ningún modo sorprendentes, tirando por tierra todo lo conseguido hasta ese momento.




     Todo el peso interpretativo recae sobre Ethan Hawke, que sale en casi todas las escenas y que consigue transmitir a la perfección la evolución del personaje, que va del Ellison sin escrúpulos que no duda en sacar beneficio de una tragedia a un personaje desbordado por las circunstancias y atenazado por el terror, y que camina por la delgada línea que separa la cordura de la locura. Y si hay un personaje que chirría es el del ayudante de policía que se convierte a su vez en ayudante de Ellison, interpretado por James Ransone y que carga con la parte cómica de la película, absolutamente innecesario a mi parecer, y que lo único que consigue es romper con el clima asfixiante que se va formando. Papeles pequeños e insustanciales para los que se encargan de interpretar a la familia del protagonista, y sí destacable el deVincent D'Onofrio, corto pero vital en lo que a la trama se refiere.


     En definitiva, una más que aceptable propuesta de terror que consigue meternos el miedo y la tensión en el cuerpo durante gran parte del metraje pero que pisa en falso en el momento en el que opta por enseñar más que sugerir, pero que mantiene el interés hasta el final gracias principalmente a la labor de su actor protagonista y el recurso de las grabaciones en Super 8. Todavía esperamos la película de terror perfecta, pero es indudable que "Sinister" se queda cerca.


LO MEJOR: Las cintas de los asesinatos; la atmósfera malsana que se respira; Ethan Hawke; un par de sustos bien logrados; la escena del móvil.

LO PEOR: El recurso del susto fácil; momentos cómicos metidos con calzador; secundarios algo sosos.

MI NOTA: 7/10

LA FRASE: "El único vínculo entre los casos es este símbolo".


TRAILER: En esta ocasión no pongo el trailer porque destripa TODA LA TRAMA, y es una película que se disfruta más sin saber prácticamente nada de ella.


viernes, 2 de noviembre de 2012

Crítica: Skyfall (2012)

FICHA TÉCNICA

Película: Skyfall. Dirección: Sam Mendes. Países: Reino Unido y USA. Año: 2012. Duración: 143 min. Género: Acción, thriller. Intérpretes: Daniel Craig (James Bond), Judi Dench (M), Bérénice Marlohe (Sévérine), Javier Bardem (Silva), Ralph Fiennes (Gareth Mallory), Ben Whishaw (Q), Naomie Harris (Eve), Helen McCrory (Clair), Albert Finney (Kincade), Ola Rapace (Patrice). Guión: John Logan, Neal Purvis y Robert Wade; a partir de los personajes creados por Ian Fleming. Producción: Barbara Broccoli y Michael G. Wilson. Música: Thomas Newman. Fotografía: Roger Deakins. Montaje: Stuart Baird. Diseño de producción: Dennis Gassner. Vestuario: Jany Temime. Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España.






SINOPSIS: La lealtad del mejor agente de los servicios británicos, James Bond (Daniel Craig), hacia su superiora M (Judi Dench) se verá seriamente puesta a prueba cuando el pasado de ella vuelve para atormentarla. El MI6 sufre un ataque, y 007 debe localizar y destruir la amenaza, liderada por el villano Silva (Javier Bardem), y en la que contará con la ayuda de la agente Eve (Naomie Harris).


     Llega a nuestras pantallas la aventura número 23 de James Bond, y la tercera protagonizada por Daniel Craig, cuando se cumple el 50 aniversario de la saga que cuenta las andanzas del agente secreto más famoso de todos los tiempos. Y llega con nuevo director, Sam Mendes, extraordinario realizador que no había entrado nunca de lleno en el cine de acción y que deja en la saga su sello personal, algo que los seguidores de James Bond agradecemos, puesto que la anterior película, 007: Quantum of Solace (2008), no consiguió establecer un continuismo del exitoso camino que había empezado a marcar Casino Royale (2006), una vuelta de tuerca al personaje que en esta última película se hace más marcada, ofreciéndonos posiblemente el Bond más oscuro y humano. Cada nueva entrega provoca enfrentamientos entre los amantes del Bond de toda la vida y el que ha encarnado Craig en estas tres últimas películas, y bien es cierto que la saga necesitaba nuevos aires, ya que corría el riesgo de convertirse en una caricatura de sí misma y la fórmula podría llegar a agotar. ¿El mejor film de Bond? Numerosos críticos así lo aseveran, y el tiempo, la taquilla y los espectadores tienen la última palabra.





     Sin duda, lo más significativo en cuanto a cambios se refiere es que se le ha querido dar a la película una dimensión más introspectiva, se ha escatimado en escenas de acción para apostar por más escenas de diálogo, lo que no implica que no disfrutemos de varias set pieces al más puro estilo Bond. Y todo para dar una mayor profundidad a los personajes, en especial a Bond, del que vemos el lado más humano a lo largo de todo el metraje, al que vemos sufrir, emborracharse o sentirse algo obsoleto, e incluso se atreve a bucear (muy por la superficie) en los orígenes del agente secreto. En resumen, nos presenta a un James Bond humano, alejado del arquetipo que escenificó hasta sus cotas más irreales Pierce Brosnan, tornando al agente secreto en una especie de superhombre. Y es más, me atrevo a considerar que "Skyfall" supone una desmitificación absoluta del personaje y todo lo que le ha rodeado en las 22 películas anteriores, algo que se ve reflejado en la escena con el nuevo Q, que aleja a James Bond de toda la parafernalia y equipación que siempre lleva, reduciendo los gadgets típicos de la saga a algo más acorde a los tiempos (¿de crisis?) que vivimos. Incluso existe el atrevimiento claro de dar un escaso protagonismo a las habituales chicas Bond, que pasan más desapercibidas de lo habitual. Por lo tanto, la dualidad moderno/obsoleto está más presente que nunca, invitando a pensar si Bond es una reliquia o bien alguien que siempre será necesario para los intereses de la Corona Británica.


     Si nos ceñimos a los aspectos técnicos, por encima de todo me gustaría destacar la estupenda fotografía de Roger Deakins, que luce fantástica en la larga escena que cierra la película, y que imbuye a la película un signo de identidad propio. Momentos como este y el de la pelea a contraluz en el rascacielos convierten a la película en un placer visual pocas veces visto con anterioridad en la saga. La BSO no es de las que dejan huella, pero la partitura de Thomas Newman posee más atractivo que la de "Casino Royale".  Por otro lado, la canción de Adele ha supuesto para mí una pequeña decepción, ya que es muy, muy normalita, máxime si la comparamos con el You know my name de Chris Cornell que suena en "Casino Royale", ateniéndonos, eso sí, a las tres últimas películas de la saga, pues en las 20 anteriores hay temas notabilísimos.




     El trío interpretativo formado por Daniel Craig, Judi Dench y Javier Bardem es la gran piedra angular sobre la que se cimenta toda la película. Poco a poco Craig va haciendo el personaje suyo, hasta el punto de que la competencia con Sean Connery por ser el mejor Bond está cada vez más igualado, teniendo ya claro que ha superado a los demás actores que han encarnado al agente secreto. El nuevo enfoque del personaje hace que Craig alcance registros no vistos anteriormente. Judi Dench está de 10, confirmándose como una de las mejores actrices de la actualidad, explotando con maestría la relación jefa/subordinado entre M y Bond y como esta se va tornando en algo más personal, una relación madre/hijo que alcanza su máxima expresión en esta película. A Bardem le han dado carta blanca para construir al villano de la función, ofreciéndonos un personaje histriónico/oscuro/afeminado cuyos encuentros con Bond y M no terminan de cuajar, lo que no es obstáculo para que su actuación sea atrayente. Entre los secundarios destacan Ralph Fiennes y Ben Wishaw como el nuevo Q. Como ya he apuntado con anterioridad, Naomie Harris y Bérénice Marlohe ofrecen dos de las chicas Bond más descafeinadas de toda la saga, aunque la primera viene con sorpresa final.


     En definitiva, nuevos aires para la saga de James Bond, modelando un universo alejado de los excesos irreales de otras partes de la serie y presentando a un Bond más humano en un mundo más acorde a lo que vivimos en la actualidad. Para ello se sirve de un trío protagonista muy destacable y de un director con un estilo propio que no desentona con el rumbo que toman las aventuras del agente 007.


LO MEJOR: Los tres protagonistas; la fotografía; un Bond mas realista; la dirección de Mendes.

LO PEOR: Las chicas Bond; falta alguna escena de acción; la canción de Adele.

MI NOTA: 8,75/10

LA FRASE: "¿Qué esperabas? ¿Un bolígrafo explosivo?"


                                             TRAILER

viernes, 26 de octubre de 2012

Crítica: Lo Imposible (2012)

FICHA TÉCNICA


Película: Lo imposible. Título original: The impossible. Dirección: J.A. Bayona. Países: España, EEUU Año: 2012. Duración: 107 min. Género: Drama, Catástrofes. Intérpretes: Naomi Watts (María), Ewan McGregor (Henry), Tom Holland (Lucas), Samuel Joslin (Thomas), Oaklee Pendergast (Simon), Marta Etura (Simone), Sönke Möhring (Karl), Geraldine Chaplin (mujer mayor). Guión: Sergio S. Sánchez, basado en un argumento de María Belón. Producción: Belén Atienza, Álvaro Augustín, Enrique López Lavigne y Ghislain Barrois. Música: Fernando Velázquez. Fotografía: Óscar Faura. Montaje: Elena Ruiz y Bernat Vilaplana. Diseño de producción: Eugenio Caballero. Vestuario: Sparka Lee Hall, Anna Bingemann y María Reyes. Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España.





SINOPSIS: María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor) y sus tres hijos pasan las vacaciones de invierno en Tailandia. Una mañana, mientras se encuentran en la piscina, un terrible rugido emerge del centro de la tierra. María se queda paralizada por el miedo, al ver cómo un inmenso muro de agua oscura avanza por los jardines del hotel hacia ella.


     Tras una campaña publicitaria brutal nos llega la nueva película de Juan Antonio Bayona, director de la exitosa El Orfanato (2007) y uno de los nombres a tener en cuenta en el negro panorama del cine español, huérfano últimamente de ideas refrescantes y atractivas. Para ello se ha valido de la odisea real de una familia española que se vio inmersa en el terrible desastre que ocasionó el tsunami que asoló el sudeste asiático las Navidades de 2004, consciente del atractivo que suele suponer para el espectador una historia basada en hechos reales. Para ello ha contado con un presupuesto de 30 millones de euros, uno de los mayores de la historia para una película española, y vistos los fantásticos resultados iniciales en la taquilla podemos afirmar que se trata de un dinero muy bien invertido. No se trata de una película redonda, pero si entras en su juego y la historia termina atrapándote conseguirá su objetivo y terminarás perdonándole los pequeños fallos que pueda tener. Lo que está claro es que Bayona se está convirtiendo en un especialista en sacar el máximo partido a las historias que le llegan, algo que ya pasó con El Orfanato.




     El primer tercio de la película es escalofriante, impactante, comenzando por la asombrosa recreación que el equipo de efectos especiales ha hecho de la llegada del tsunami y de su imparable devastación, espectacularidad remarcada por uno de los mejores montajes de sonido que he tenido el gusto de disfrutar en los últimos años. Es difícil que el espectador no se sienta también arrastrado por esa acongojante fuerza de la naturaleza. Bayona recrea a la perfección lo indefenso que está el ser humano ante los latigazos de la Madre Tierra, capaz de borrarnos de un plumazo en tan solo unos segundos. Tras estos minutos en los que el espectador contiene la respiración ante tanta destrucción asistimos al que para mí es la mejor parte de la película, la lucha por la supervivencia de María y Lucas, su periplo por una zona ya devastada (de nuevo un gran trabajo de ambientación), heridos, hambrientos y sin saber la suerte que ha corrido el resto de su familia. Es un momento de silencios, de ahorrar las pocas fuerzas que tienen para seguir adelante, y sin perder la esperanza de vivir en ningún momento. La narración sufre un pequeño parón en el momento en el que la historia se centra en Henry, tal vez porque la interpretación de McGregor no tiene la fuerza que sí poseen las de Watts y Holland. Posteriormente, el relato comienza a coger fuerza y velocidad de nuevo y ya no nos suelta hasta el final.


     En este momento he de decir que para disfrutar plenamente de "Lo imposible" tenemos que entrar en el juego que nos propone Bayona, el cual carga la historia de un sentimentalismo que en ocasiones puede resultar hasta exagerado, convenientemente apoyado por una banda sonora (muy buena, por cierto) que ayuda a recalcar cada uno de los trágicos momentos que pueblan la historia. Los habrá que tilden a la película de excesivamente sentimentaloide y edulcorada, con el objetivo de buscar la lágrima fácil del espectador. Aquellos que se emocionan con facilidad en el cine no tendrán ningún problema a la hora de empatizar con las vicisitudes por las que pasa la familia protagonista. Aquellos que no son fácilmente impresionables quedarán saturados ante tal exhibición de dramatismo buscando encoger los corazones del respetable.



     La fuerza, emotividad y dramatismo del relato sería menor sin el impresionante ejercicio de interpretación que nos ofrecen los cinco actores que encarnan a la familia protagonista. Naomi Watts nos ofrece un papel de esos que se recuerdan en el tiempo, con una actuación muy física y desgarradora durante toda la película. Ewan McGregor no sobresale demasiado, ofrece una actuación muy correcta pero que se ve superada por las de sus compañeros de reparto, lo que  no quita que tenga algún momento muy destacable. Pero si alguien ofrece naturalidad, frescura y autenticidad en su interpretación son los tres niños, Samuel Joslin, Oaklee Pendergast y especialmente Tom Holland, que interpreta a Lucas, el hijo mayor, y que ofrece junto a Watts algunas de las escenas más emotivas de la película. Bayona demuestra ser un gran director de actores, y echa por tierra aquella afirmación del gran Hitchcock: "nunca ruedes con niños, animales o Charles Lughton".


     En definitiva, un gran espectáculo cargado de dramatismo y sentimentalismo, que combina a la perfección apabullantes efectos especiales con una historia que nos llegará al corazón y que constituye un canto a la supervivencia, al amor y a la esperanza. Y especialmente, un claro ejemplo del camino que debe seguir el cine español si quiere llegar a un público más amplio.


LO MEJOR: La historia humana que subyace en la tragedia; Naomi Watts y los tres niños protagonistas; los efectos especiales; el montaje de sonido.

LO PEOR: Bajón en el ritmo; que la tachen de sentimentaloide.

MI NOTA: 8,75/10

LA FRASE:  "¿Sabes cuándo he pasado más miedo? Cuando he salido del agua y estaba totalmente solo. Eso ha sido lo peor. ¿Y si mamá y Lucas están ahora igual de solos? Imagínate lo asustados que estarán.


                                                                    TRAILER