lunes, 31 de octubre de 2016

Crítica: Mechanic: Resurrection (2016)

FICHA TÉCNICA
Título original: Mechanic: Resurrection País: Estados Unidos, Francia Duración: 99 minutos Género: Acción, Thriller, Crimen Director: Dennis Gansel Guión: Philip Shelby, Tony Mosher, basado en los personajes creados por Lewis John Carlino Productores: William Chartoff, Samuel Hadida, Victor Hadida Música: Mark Isham Fotografía: Daniel Gottschalk Montaje: Ueli Christen Intérpretes: Jason Statham, Jessica Alba, Tommy Lee Jones, Sam Hazeldine Estreno en España: 7 de octubre del 2016 Calificación por edades: No recomendada a menores de 16 años


SINOPSISCuando Arthur Bishop (Jason Statham) creía que ya había dejado atrás su pasado criminal, se encuentra de nuevo con él al ser secuestrada la mujer de su vida por uno de sus mayores enemigos. Se ve así obligado a viajar por el mundo para ejecutar tres asesinatos imposibles que deben parecer accidentes.

CRÍTICA: Si hay un actor que lleva años intentando ganarse por derecho propio el título de "action hero" del milenio, ese es sin duda Jason Statham (Derbyshire, 1967), que desde el 2002, año en el que encarnara por primera vez a Frank Martin, el taciturno protagonista de Transporter, ha ido encadenando proyecto tras proyecto, casi todos de una calidad en cierto modo cuestionable (aunque hemos de reconocer que ha participado en una serie de títulos muy destacables), pero a los que no se les puede negar su capacidad para divertir al espectador menos exigente. La película que nos ocupa es la secuela de The mechanic (2011), cinta que a su vez era un remake de Fríamente...sin motivos personales (1972), protagonizada por otro duro por excelencia del cine, Charles Bronson, por lo que los paralelismos aumentan a la hora de considerar a Statham digno sucesor de todos esos justicieros del cine. Pues bien, la primera película protagonizada por el personaje Arthur Bishop fue una pequeña sorpresa dentro de aquello a lo que nos tiene acostumbrados Jason Statham, por lo que la noticia de una secuela despertó el interés del ávido consumidor de palomitas que todos llevamos dentro, pero el resultado no ha podido ser más decepcionante.

                           Algo falla cuando una película la escriben nada más y nada menos que cuatro guionistas y el libreto termina siendo absolutamente infame, totalmente inconsistente y con una trama sencillamente ridícula. Ya desde el primer momento se ve lo forzado de los diálogos, y después de mirar el reloj un par de veces únicamente esperas a que llegue la siguiente escena de acción para no arrepentirte del todo de esa hora y media que ya sabes que has tirado a la basura (junto con el dinero de la entrada). No todo iba a ser malo, tiene alguna escena rescatable, como la de la piscina (un oasis en el desierto del aburrimiento), y las peleas no están mal coregrafiadas del todo. Y paramos de contar, ya que el resto del producto es (tristemente) olvidable, de esos que guardas en una caja en lo más profundo de tu subconsciente para posteriormente tirar la llave al mar. 




                        En el apartado interpretativo (carcajadas de fondo), Statham es Statham, y evidentemente hace lo que puede o sabe. Pero es que en esta ocasión lo han juntado con Jessica Alba, que sin haber sido nunca un dechado de virtudes en cuanto al arte de actuar se refiere, es evidente que se encuentra en un agujero negro del que no creemos que puede salir nunca. Y, para colmo de males, la química entre ellos está a bastantes grados bajo cero, lo que en ningún momento hace creíble su relación. Menos mal que andaba por ahí Tommy Lee Jones, con una papel tan ridículo como balsámico, y que logró despertar del sopor generalizado a toda la sala de cine. Del malo de la función prefiero no acordarme...

                         Y poco más que decir. Nos encontramos ante un Bond de mercadillo, sin glamour, sin la mordacidad habitual de 007 y viajando por países de cartón piedra, que gustará a los seguidores de Statham y dejará indiferente a todos los demás. Película de DVD de domingo por la tarde en el que no hay nada mejor que hacer.

NOTA: 3/10 

domingo, 16 de octubre de 2016

Crítica: Un monstruo viene a verme (2016)


FICHA TÉCNICA
Título original: A Monster Calls País: España, Estados Unidos Duración: 108 minutos Género: Drama, Fantástico Director: J.A. Bayona Guión: Patrick Ness, basado en su novela Productores: Belén Atienza, Álvaro Agustín, Ghislain Barrois, Sandra Hermida Patrick Ness Música: Fernando Velázquez Fotografía: Óscar Faura Montaje: Jaume Martí, Bernat Vilaplana Intérpretes: Lewis MacDougall, Sigourney Weaver, Felicity Jones, Toby Kebbell, Ben Moore Estreno en España: 7 de octubre del 2016 Calificación por edades: No recomendada para menores de 12 años







SINOPSISTras la separación de sus padres, Connor (Lewis MacDougall), un chico de 12 años, intentará superar sus miedos y fobias con la ayuda de un monstruo que viene a visitarle siempre a la misma hora.

CRÍTICA: Una de las máximas fundamentales para disfrutar del visionado de una película es saber lo menos posible de ella, misión harto complicada por gracia y obra de la cantidad de información que nos llega a través de los diferentes medios. Y con "Un monstruo viene a verme" es aún más difícil  abstraerse, puesto que la campaña promocional de la película ha sido sencillamente titánica, algo que ya sucedió con la anterior película del director,  Lo imposible (2012). Estas dos películas, junto con El orfanato (2007), han bastado para colocar a J.A. Bayona (Barcelona,1975) en los altares del panorama cinematográfico español. ¿Las claves para haber alcanzado tal estatus? Pues ofrecernos historias que tocan nuestra fibra sensible y que tienen una factura técnica impecable. Bueno, y, ya lo hemos dicho antes, una campaña publicitaria mastodóntica, que también ayuda lo suyo. Por todo esto no es de extrañar que Hollywood haya fijado su mirada en el director español y le haya encargado su primer proyecto más allá del charco, ni más ni menos que la secuela de Jurassic World (2015). Palabras mayores. Pero eso es otra historia, ahora nos detendremos en analizar si vale la pena sumergirse en la odisea de Conor O,Maley.

                            Nuestro joven protagonista tiene una vida muy complicada, tanto en lo personal como en lo familiar. Ha tocado fondo, y su vía de escape son las visitas de un monstruo milenario que parece conocerle muy bien. Y hasta ahí puedo leer, porque es imposible contar más cosas sin destripar una trama que se debe disfrutar desde el más profundo desconocimiento. Nos encontramos ante una fábula adulta, vista desde los ojos de un niño al que obligan a crecer demasiado deprisa. Bayona ha demostrado con creces que se mueve como pez en el agua con estos ingredientes, y nos ofrece una película tremendamente bella a pesar de la tristeza que emana durante prácticamente todo el metraje. El director recurre a un tema habitual en su trilogía cinematográfica, las relaciones madre-hijo, y si bien puede parecer que recurre a mecanismos que buscan arrancar la lágrima fácil del espectador, aquí parecen más justificados que en "Lo imposible", o tal vez el realizador ha depurado su técnica y su manera de contar las historias para que no de esa impresión, por lo que podemos decir que poco a poco alcanza su madurez profesional, algo sorprendente teniendo en cuenta que tiene 41 años.La cinta conjuga de manera potente el intimismo que requiere la historia que cuenta con los apabullantes efectos especiales utilizados en las apariciones del monstruo, por lo que es una película que contentará a un amplio espectro de espectadores, desde los más exigentes con la forma de contar una historia hasta los que se centran únicamente en el apartado técnico.




                              Destacaba en la crítica de El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares (2016) la interpretación de Asa Butterfield. En "Un monstruo viene a verme", el peso de la historia recae en otro joven actor, Lewis MacDougall, cuya fantástica actuación viene a confirmar que nos encontramos ante una generación de actores y actrices que tiene muy buena pinta. El hecho de que la película se centre en el personaje de Conor hace que los actores adultos tengan un papel algo secundario, empezando por Felicity Jones, que encarna a la madre del protagonista. Por su parte, tanto Sigourney Weaver como Toby Kebbell, abuela y padre del niño, respectivamente, tienen papeles casi testimoniales, y se les podía haber sacado mayor partido. Por último, me gustaría señalar que un famoso actor (del que no diré el nombre), pone la voz al monstruo, y si estamos atentos durante la película nos fijaremos en un detalle que puede ser clave en la comprensión de la trama.

                                 En definitiva, una película muy bonita, a la vez que muy triste, que se apoya en un despliegue descomunal de efectos especiales sin dejar de lado la habitual capacidad de Bayona para contar la historia de una manera que nos atrapa hasta los títulos de crédito. Todo apoyado en el libreto de Patrick Ness (autor del libro en el que se basa la película) y en la preciosa banda sonora de Fernando Velázquez. Que no os la cuenten, disfrutadla y sacad vuestras propias conclusiones.


NOTA: 8/10

viernes, 7 de octubre de 2016

Crítica: El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares (2016)

FICHA TÉCNICA
Título original: Miss Peregrine´s home for peculiar children País: Estados Unidos Duración: 127 minutos Género: Aventura, Drama, Familiar Director: Tim Burton Guión: Jane Goldman, basado en la   novela de Ransom Riggs Productores: Peter Chernin, Katterli Frauenfelder Música: Michael Higham, Matthew Margeson Fotografía: Bruno Delbonnel Montaje: Chris Lebenzon Intérpretes: Asa Butterfield, Eva Green, Samuel L. Jackson, Terence Stamp, Judi Dench, Ella Purnell, Allison Janney Estreno en España: 30 de septiembre del 2016 Calificación por edades: No recomendada para menores de 7 años

SINOPSIS: Una horrible tragedia familiar lleva a Jacob, de 16 años, a viajar por la costa de Gales, donde descubre las ruinas del hogar para niños especiales de Miss Peregrine. Mientras explora los destartalados cuartos y pasillos, se da cuenta que los niños que vivieron allí (uno de los cuales fue su abuelo) eran excepcionales. Quizá eran peligrosos, quizá había una buena razón para ponerlos en cuarentena en una isla desierta; incluso podría ocurrir que todavía estuvieran vivos. 

CRÍTICA: Hay que reconocer que Tim Burton (Burbank, 1958), está intentando salir poco a poco de esa UVI cinematográfica en la que se encuentra desde que dirigió Alicia en el país de las maravillas (2010), periodo de tiempo en el que también nos ofreció la horrorosa Sombras Tenebrosas (2012), momento en el que considero que el genial director tocó fondo creativamente hablando, llegando incluso a preguntarme si no estaría hastiado de la dirección, sin ganas por continuar en la brecha. Parecía mentira que al creador de auténticas maravillas como Big Fish (2003)Ed Wood (1994) o Eduardo Manostijeras (1990) le fallara el pulso de esa manera a la hora de traernos nuevas historias. Pero a alguien con esa capacidad de inventiva y que ha sido capaz de hipnotizarnos película tras película no puede haber agotado su crédito tan pronto, nos negamos a creer tal hecatombe cinematográfica. Es por ello que podemos afirmar que  la película que nos ocupa no supone una vuelta completa a sus orígenes, pero da señales claras de un intento de normalizar las constantes vitales del universo creativo del director.

                            Es complicado establecer con exactitud el momento en el que Tim Burton dio una vuelta de timón a su manera de entender el cine, el momento en el que sus creaciones dejaron de lado la poesía contada a través imágenes, las historias que dejaban huella...Tal vez no encontraba el material adecuado para volver a ser él mismo, o tal vez, como he comentado antes, se encontraba perdido en un laberinto de autocomplacencia resultado de años y años de éxitos, en el que sacrificaba  el tempo narrativo por una imaginería visual (apabullante, eso sí) sin ningún tipo de alma. Burton ha encontrado en el libro de Ransom Riggs, plasmado en el guión de Jane Goldman, el caldo de cultivo ideal para reconciliarse con el estilo que tanto le ha dado y, de paso, demostrar a la audiencia que le queda mucho cine dentro. Aunque no se pueden lanzar las campanas al vuelo por completo, puesto que la nueva cinta del director vuelve a mostrar algunas de las lagunas que han lastrado su carrera en los últimos tiempos. Durante la primera mitad de la cinta, con la presentación de los personajes que pueblan el peculiar orfanato, encontramos a un Burton en su salsa, asistiendo en algunos momentos a velados homenajes a otras películas de su filmografía y conformando escenas tan bellas como góticas. Pero llega un momento en el que Burton recurre a de nuevo a sus antiguos vicios, sustituyendo la templanza narrativa por espectáculo mal entendido, y lo que hasta ese momento había sido una relación idílica con el espectador se convierte en un intento atropellado de acabar la cita cuanto antes.



                              En esta ocasión, Burton no cuenta con su actor fetiche, ese que le ha acompañado en infinidad de proyectos, Johnny Depp. Pero da igual, porque tenemos a Eva Green, una de las mejores actrices de su generación, tal y como ha demostrado en la serie de televisión Penny Dreadful (2014-2016), y que carga con el peso de la interpretación durante buena parte del metraje, que se resiente en los momentos en los que ella no está, aunque hay que reconocer que las interpretaciones de los niños son bastante buenas, en especial las de Asa Butterfield, que si sabe elegir bien sus papeles puede hacer una buena carrera en el cine, y Ella Purnell, como Emma Bloom. Terence Stamp tiene un breve pero decisivo papel, mientras que Samuel L. Jackson hace de villano de la función, rondando entre lo histriónico y lo terrorífico.

                                 En definitiva, una cinta muy entretenida en la que observamos destellos tanto del mejor Burton, el de los primeros años, plasmados en escenas con un alto contenido poético, como del peor, ese que abusa del CGI (arma de doble filo, brillante en ocasiones, cantoso en otras) y termina agotando al espectador. El pulso narrativo se resiente en ocasiones, con un montaje acelerado en el que vemos cambios bruscos entre escenas, además de personajes muy poco aprovechados, como el de Judi Dench. Aún así, vuelvo a repetir que Burton está en el buen camino, pero mucho me temo que no le volveremos a ver en toda su plenitud creativa.


NOTA: 7,5/10