viernes, 22 de febrero de 2013

Crítica: Django Desencadenado (2012)

FICHA TÉCNICA
Película: Django desencadenado. Título original: Django unchained. Dirección y guión: Quentin Tarantino. País: USA. Año: 2012. Duración: 165 min. Género: Western. Interpretación: Jamie Foxx (Django), Christoph Waltz (Dr. King Schultz), Leonardo DiCaprio (Calvin Candie), Kerry Washington (Brommhilda),SamuelL.Jackson (Stephen), Walton Goggins (Billy Crash), Dennis Christopher (Leonide Moguy), Don Johnson (Big Daddy), James Remar (Butch Pooch / Ace Speck), James Russo (Dicky Speck), Franco Nero (Amerigo). Producción: Pilar Savone, Stacey Sher y Reginald Hudlin. Fotografía: Robert Richardson. Montaje: Fred Raskin. Diseño de producción: J. Michael Riva. Vestuario: Sharen Davis. Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España.

SINOPSIS: En Texas, dos años antes de estallar la Guerra Civil Americana, King Schultz (Christoph Waltz), un cazarecompensas alemán que le sigue la pista a unos asesinos para cobrar por sus cabezas, le promete al esclavo negro Django (Jamie Foxx) dejarlo en libertad si le ayuda a atraparlos. Él acepta pues luego quiere ir a buscar a su esposa Broomhilda (Kerry Washington), una esclava que están en una plantación del terrateniente Calvin Candie (Leonardo DiCaprio).


     Era cuestión de tiempo. Después de abordar (de manera magistral) el cine de gángsters, el de artes marciales y el bélico, entre otros, a Quentin Tarantino le faltaba su particular homenaje a uno de los géneros que le ha servido de inspiración en innumerables ocasiones para sus anteriores películas, el western, aunque en algunas entrevistas ha decidido calificarlo como southern, debido al escenario en el que se desarrolla la película. Y la cinta no defraudará a los fans acérrimos del director, ya que cuenta con todos los elementos que han llevado a este cineasta a los altares cinematográficos, elementos que conforman un estilo personalizado marca de la casa, atrevido y transgresor, desarrollado hasta las últimas consecuencias para desesperación de sus detractores. Se trata de una historia sobre la esclavitud y sobre la venganza, aderezada con ácidos diálogos, violencia extrema,humor negrísimo, banda sonora marca de la casa y la habitual lista de cameos a la que Tarantino nos tiene acostumbrados. El estreno de la película no ha estado exento de polémica, ya que Spike Lee se ha quejado por el exceso en la utilización de la expresión nigger (negrata), que considera ofensiva para sus antepasados, lo que sin duda ha servido para promocionar aún más la cinta. La crítica la considera como la mejor película de Tarantino. ¿Estaremos ante palabras mayores?




     Los primeros 10 minutos de "Django Desencadenado" constituyen una clase magistral de lo que hay que hacer para introducir al espectador en la historia que se quiere contar, por sencilla que esta sea. Y digo sencilla porque no nos encontramos ante uno de los guiones laberínticos que nos suele ofrecer Tarantino, sino que discurre de una manera muy lineal: el doctor Schultz es un cazarrecompensas que libera a Django, porque el esclavo tiene información importante sobre uno de sus objetivos. A su vez, Django quiere recuperar a su esposa Broomhilda, por lo que entre ellos se fragua una alianza que finalmente se torna en amistad. Con esta premisa, Tarantino construye una feroz crítica al esclavismo disfrazada de venganza, la venganza que Django se toma contra todos aquellos que representan el sistema que ha hecho de él un esclavo. Y lo hace con su estilo personal, que no es otro que el exceso. Tarantino es un director de excesos: en lo visual, en la violencia, en los diálogos...y en esta ocasión en el metraje, único pero que se le puede achacar a la cinta. Y es que alargarla hasta las casi tres horas tiene riesgos, y uno de ellos es que el ritmo sufra un bajón, algo que ocurre  en un momento dado de la historia. El periplo de Schultz y Django como cazarrecompensas es sin duda lo más interesante de la película, ver cómo se va fraguando su amistad y que lo que en principio era una asociación de convenciencia se va tornando en respeto y admiración mutua. La llegada a Candyland, la plantación del villano de la función, Calvin Candie, supone ese parón en el ritmo que hemos señalado anteriormente, y es el preludio del festival de tiros y sangre (pero que mucha sangre) con el que nos obsequia Django, que hace honor al calificativo de desencadenado. Pues bien, Tarantino no queda contento con este clímax y alarga la película otra media hora, ahondando en el exceso y posiblemente saturando al espectador que menos comulgue con el cine de Tarantino. He de decir que los fans del director acabamos absolutamente encantados con la experiencia.




     Para el papel de Django se barajaron multitud de nombres, entre ellos los de Will Smith e Idris Elba, pero al final recayó en Jaime Foxx, y como suele pasar en estos casos, nos parece la elección más adecuada, aunque posiblemente nos brinde la interpretación más floja de la película. Y no por mala, sino porque lo enfrentan con dos máquinas interpretativas como son Christoph Waltz, impecable como el doctor Schultz, y Leonardo DiCaprio, actor para el que no me cansaré de pedir el Oscar, una vez que se ha demostrado que se ha quitado el sambenito de Titanic (1997) y que puede ofrecer multitud de registros, que encarna a un villano realmente escalofriante. Samuel L. Jackson también sobresale como un antiguo esclavo que trabaja como mayordomo de Calvin Candie y que asiste impasible a las atrocidades de su jefe. No faltan los habituales cameos (incluido el del director), ya que Tarantino es especialista en volver a poner en circulación a viejas glorias del cine.


     En definitiva, una muestra más de la madurez cinematográfica que está alcanzando Quentin Tarantino, que nos regala maravilla tras maravilla, esta vez en clave de western, y que no renuncia a su estilo, dejando de nuevo escenas para el recuerdo (la de los encapuchados, mofa al Ku Klux Klan, es mítica, convirtiéndose en una de mis favoritas) y ganándose el calificativo de mito del cine, esperando que no sean ciertos los rumores que apuntan a que podría retirarse del cine. Sería una pena.


LO MEJOR: Cine Tarantino 100%; los diálogos; las interpretaciones; el aspecto visual; los homenajes al género.

LO PEOR: Puede hacerse un poco larga; excesiva violencia; BSO no tan redonda como en otras películas del director.

MI NOTA: 9/10 

LA FRASE: "D-J-A-N-G-O. La D es muda"


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martes, 19 de febrero de 2013

Crítica: El lado bueno de las cosas (2012)

FICHA TÉCNICA

Título: El lado bueno de las cosas. Título original: Silver linings playbook. Director: David O. RussellPaís: USA. Año: 2012. Duración: 122 min. Género: Comedia dramática, romance. Interpretación: Bradley Cooper  (Pat), Jennifer Lawrence (Tiffany), Robert De Niro (Sr. Pat), Jacki Weaver  (Dolores), Chris Tucker (Danny), Julia Stiles (Veronica), Shea Whigham (Jake), John Ortiz (Ronnie). Guión: David O. Russell; basado en la novela de Matthew Quick. Producción: Bruce Cohen, Donna Gigliotti y Jonathan Gordon. Música: Danny Elfman. Fotografía: Masanobu Takayanagi. Montaje: Jay Cassidy y Crispin Struthers. Diseño de producción: Judy Becker. Vestuario: Mark Bridges. Distribuidora: eOne Films Spain.


SINOPSIS: Tras pasar ocho meses en una institución mental por agredir al amante de su mujer, Pat (Bradley Cooper) vuelve con lo puesto a vivir en casa de sus padres (Robert De Niro y Jacki Weaver). Determinado a tener una actitud positiva y recuperar a su ex-mujer, el mundo de Pat se pone del revés cuando conoce a Tiffany (Jennifer Lawrence), una chica con ciertos problemas y no muy buena fama en el barrio. A pesar de su mutua desconfianza inicial, entre ellos pronto se desarrollará un vínculo muy especial que les ayudará a encontrar en sus vidas el lado bueno de las cosas.


     Nos encontramos sin ninguna duda ante una de las (inesperadas) sorpresas de la temporada, dirigida por David O.Russell y presencia habitual entre las últimas nominaciones a grandes premios cinematográficos. Es una de esas películas en las que el boca-oreja funciona de maravilla y con la que la gente disfruta, porque desprende buen rollo por los cuatro costados, aunque en un principio sea difícil catalogarla en un género concreto, porque oscila entre la comedia, el punto romántico y algo de drama. Quizá esta amalgama, unida a una total falta de pretensiones, sea la que hace que triunfe entre el público de todas las edades que únicamente quiere pasar un buen rato en el cine sin calentarse la cabeza.Teniendo detrás a los Weinstein como productores no es de extrañar que cuente con tantas nominaciones para los Oscar, pero la realidad es que se trata de una muy buena película, pero tampoco hay que exagerar, y más teniendo en cuenta sus contricantes para llevarse la dorada estatuilla.



     La principal conclusión que podemos sacar al acabar de ver esta película es que todos tenemos nuestro pequeño punto de locura, y en mayor o menor medida, todos los personajes que van desfilando por la pantalla corroboran esta afirmación, en una suerte de perfección de lo imperfecto. Y uno, como espectador, siente que está disfrutando y riéndose con una película en la que el protagonista principal tiene un problema muy grave. Es por ello que parece que el director no ha decidido decantarse por un género en concreto y nos ofrece una dramedia de las habituales disfrazada para aparentar más de lo que es, pero la jugada le ha salido redonda y uno sale muy satisfecho del cine. O puede ser que la gente esté tan hastiada de los difíciles tiempos en los que vivimos que simplemente agradece una película en la que todos los protagonistas buscan ese lado bueno de las cosas al que alude el título. Básicamente es una historia de chico conoce chica, pero enmarcada lejos de las convencionalidades del género, precisamente por los problemas que arrastran Pat y Tiffany. Posiblemente los mejores momentos de la cinta los vivimos al principio de la relación, cuando van conociéndose e inevitablemente chocan sus personalidades, a pesar de que tienen más en común de lo que imaginan. Es a partir de ese momento cuando la cinta pierde algo de frescura e incluso puede parecer que se alarga en su metraje, algo que puede denotar incapacidad para mantener el ritmo.




     He de reconocer que pensaba que nuna iba a llegar el día en el que dijera esto, pero Bradley Cooper se sale de la pantalla, ofreciéndonos una actuación que queda en la retina, con un personaje entrañable y algo canalla, que finalmente demuestra que este actor es algo más que una cara bonita. No podemos obviar el hecho de que una de las nuevas chicas de moda en Hollywood, Jennifer Lawrence, supone el contrapunto perfecto a Cooper, mostrando los dos una gran química en pantalla. Nos es grato también reconciliarnos con ese genio que es Robert De Niro, perdido en los últimos años en papeles insulsos y que aquí despliega de nuevo su gran vena cómica con un personaje hecho a su medida. En general, todo el grupo de secundarios raya a gran altura.


     En definitiva, una de las grandes sorpresas de la temporada, con todos los ingredientes para gustar a un amplio abanico de público y cuyas interpretaciones son su carta de presentación. Tal vez la mestría de su primera hora y media quede empañada con el academicismo de su final, pero es algo que indudablemente se le puede perdonar.

LO MEJOR: El reparto; constituye una propuesta alejada de la comedia convencional.

LO PEOR: Final demasiado edulcorado, fuera de lo que ha sido el tono general de la cinta durante todo su metraje; que pensemos que trata de manera frívola un tema serio.

MI NOTA: 8/10


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