jueves, 20 de junio de 2019

Crítica: Creed II: La leyenda de Rocky (2018)

FICHA TÉCNICA
Título: Creed II País: Estados Unidos Género: Drama, Deporte Duración: 130 minutos Director: Steven Caple Jr. Guion: Cheo Hodari Coker, Ryan Coogler, Sascha Penn, Sylvester Stallone, Juel Taylor Productores: Ryan Coogler, Michael B.Jordan, Sylvester Stallone, Charles Winkler, David Winkler. Irwin Winkler Música: Ludwig Göransson Fotografía: Kramer Morgenthau Montaje: Dana E. Glauberman, Saira Haider, Paul Harb Intérpretes: Sylvester Stallone, Michael B.Jordan, Tessa Thompson, Phylicia Rashad, Dolph Lundgren, Florian Munteanu, Russell Hornsby, Wood Harris, Andre Ward Estreno en España: 25 de enero de 2019 Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años






SINOPSISAdonis Creed se debate entre las obligaciones personales y el entrenamiento para su próxima gran pelea, con el desafío de su vida por delante. Enfrentarse a un oponente que tiene vínculos con el pasado de su familia solo intensifica su inminente batalla en el ring. Afortunadamente Rocky Balboa está a su lado a lo largo de todo el camino, y juntos se cuestionarán por lo que vale la pena luchar y descubrirán que nada es más importante que la familia... (Fuente: Filmaffinity)

CRÍTICA: Con Rocky Balboa (2006) parecía que se ponía el broche de oro a una de las sagas más longevas y emocionantes de la Historia del Cine. Pero la nostalgia es un poderoso acicate, y nueve años después llegaba a nuestras salas Creed: La leyenda de Rocky (2015), que daba una vuelta de tuerca a las andanzas del boxeador más famoso de Philadelphia, el cual daba un paso atrás y dejaba prácticamente todo el protagonismo, todos los focos, a su pupilo Adonis Creed. La película fue un éxito de crítica y público, por lo que era normal que tarde o temprano llegara su secuela. "Creed II" repite el esquema y la fórmula de sus predecesoras, con todos los ingredientes marca de la casa, pero el resultado final nos deja, lamentablemente, sentimientos encontrados. El cambio de director parece no haberle sentado excesivamente bien, y lo que anteriormente funcionaba ahora parece forzado y sin alma. Tiene algún que otro acierto centrado principalmente en los clichés de la saga, pero finalmente nos deja la sensación de que no se ha puesto toda la carne en el asador.




                         La primera baza que juega la película es enlazar la historia con lo acontecido en Rocky IV (1985), con la carga nostálgica que ello supone, constituyendo el núcleo principal a partir del cual va a girar el desarrollo de la película, aunque el tema recurrente a lo largo de todo el metraje es la importancia de la familia, enfocándolo desde diferentes puntos de vista. Tenemos a Adonis Creed, asentado en la cima después de los acontecimientos narrados en "Creed", lidiando con sus circunstancias familiares y con un nuevo reto por delante, vencer al hijo de Iván Drago (Dolph Lundgren), convertido en un paria en su propia tierra debido a la vergüenza que supuso para la madre patria rusa perder contra el norteamericano Rocky Balboa, que en esta película ahonda un poco más en su papel de figura espiritual de Adonis Creed, recalcando esa relación paterno-filial que se ha establecido entre ambos. Uno de los aciertos del guión es no mostrar a la familia Drago como los villanos de la historia, logrando que en cierta medida empaticemos con ellos y seamos conscientes de sus motivaciones.



                Desde el punto de vista técnico, se echa en falta algo más de espectacularidad en las escenas centradas en los combates, ahondando en esa sensación de que el factor sorpresa se ha perdido y que no encontramos nuevas sensaciones a las que agarrarnos. No quiero que se me entienda mal, son escenas muy bien rodadas y que siguen manteniendo un grado de tensión aceptable, pero no arriesgan lo más mínimo en su concepción y desarrollo, como sí hizo Ryan Coogler en el film de 2015. Lo que sí hay que reconocer es que el aspecto interpretativo es muy destacable, centrado principalmente en el gran trabajo que vuelve a hacer Michael B.Jordan (Santa Ana, 1987), tanto física como emocionalmente. Sin embargo, aunque destacable, la presencia de Sylvester Stallone (New York, 1946) se vuelve cada vez más testimonial, construyendo un personaje con una concepción prácticamente secundaria, erigiéndose en mentor casi espiritual del protagonista, lo que parece ser una despedida velada del personaje.

                          En definitiva, nos encontramos con una película que podría haber marcado un estilo propio y que se ha limitado a ofrecer una línea continuista, pero con un punto por debajo respecto a su predecesora en cuanto a calidad. Es innegable que tiene algunas virtudes, pero insuficientes para no llegar a considerar el producto como algo ya visto. El tiempo dirá si la historia se queda aquí o tiene nuevas propuestas por ofrecer.


NOTA: 6,75