martes, 26 de julio de 2016

Crítica: Infierno Azul (2016)

FICHA TÉCNICA
Título original: The Shallows. País: Estados Unidos. Duración: 86 minutos. Género: Drama, Thriller, Horror. Director: Jaume Collet-Serra. Guión: Anthony Jaswinski. Productores: Jaume Collet-Serra, Lynn Harris, Matti Leshem, Douglas C.Merrifield. Música: Marco Beltrami. Fotografía: Flavio Martínez Labiano. Montaje: Joel Negron. Intérpretes: Blake Lively, Óscar Jaenada, Brett Cullen, Sedona Legge, Janelle Bailey, Pablo Calva, Diego Espejel, Sully Seagull. Estreno en España: 15 de julio del 2016. Calificación: No recomendada para menores de 12 años.


SINOPSIS: Nancy (Blake Lively) es una joven que trata de superar la pérdida de su madre. Un día, haciendo surf en una playa solitaria se queda atrapada en un islote a sólo cien metros de la costa. El problema consiste en que un enorme tiburón blanco se interpone entre ella y la otra orilla.

CRÍTICA: Cada cierto tiempo (y generalmente en temporada veraniega), aterriza en nuestras salas una película con un objetivo claro, ser la nueva Tiburón (1975). Después de 40 años, la cinta de Steven Spielberg (Cincinnati, 1946), sigue provocándonos escalofríos cada vez que ponemos un pie en la orilla de la playa para darnos un baño, ya que inmediatamente vemos sombras por todos lados o sentimos que algo nos ha rozado la pierna. Este verano le toca el turno a la cinta de un realizador español, Jaume Collet-Serra (Barcelona, 1974), que poco a poco se ha ido labrando una prometedora carrera en el Hollywood actual, moviéndose entre el género de terror y el de acción, en el que ha encontrado a su actor fetiche, Liam Neeson, con el que ha trabajado hasta en tres ocasiones. En esta ocasión vuelve a demostrar que con un presupuesto ajustado (17 millones de dólares, poco, teniendo en cuenta lo que se mueve en el ámbito cinematográfico) y un guión más bien escueto, se pueden hacer maravillas, e "Infierno azul" es un claro ejemplo de ello.
                             Nuestra protagonista, tras el fallecimiento de su madre, acude a una remota isla a la que acudían juntas para hacer surf y, en cierto sentido, rendirle homenaje. Pero lo que en principio parece un día de playa en un paraje idílico se convierte en una terrible pesadilla, puesto que Nancy debe hacer frente a un gran tiburón blanco que la tiene acorralada en un pequeño islote. A partir de ahí asistimos a una terrible lucha por la supervivencia, a un enfrentamiento entre el hombre (bueno, una mujer en este caso) y la naturaleza. Y ahí es donde el director muestra todo su potencial, graduando la tensión sabiamente, aprovechando al milímetro el pequeño escenario en el que se desarrolla la historia y sacando el máximo partido a su estrellaBlake Lively (Los Ángeles, 1987). Collet-Serra dosifica hábilmente los momentos de tensión, alternándolos con escenas más tranquilas que sirven para que conectemos con el personaje de Lively, pero dejando claro que no podemos relajarnos, porque al igual que la protagonista, sabemos que nuestro contricante no anda lejos (aunque no lo veamos) y que está preparando el siguiente ataque. Ese es otro de los puntos fuertes de la película, el hecho de que el director se muestre reacio a enseñarnos al tiburón en todo su esplendor desde el principio, algo que, sin duda, ha tomado prestado del maestros Spielberg. El escenario es otra parte importante de la película, gracias, principalmente, a la labor que hace el encargado de la fotografía, Flavio Martínez Labiano (San Sebastián,1962), ofreciéndonos un paraje tan majestuoso como letal.


                               Evidentemente, no podemos olvidarnos de la otra mitad de esta particular visión de "La bella y la bestia", Blake Lively. A diferencia de aquella películas de terror en la que realmente te muestras indiferente en relación al orden en el que mueren los protagonistas, porque, sencillamente, te importan un pimiento, Lively construye un personaje con el que te identificas al instante, del que sabes por pequeños esbozos la situación familiar en la que se encuentra. En definitiva, el personaje te importa y quieres que salga bien librada de su batalla con el escualo. Y a pesar de que puede parecer que nos encontremos con una especie de superheroína, lo cierto es que Nancy sangra, sufre, pasa frío, miedo...Vamos, lo que nos pasaría a todos de encontrarnos en esa situación. Lively demuestra que es mucho más que una cara bonita. En la película encontramos también, en un pequeño pero vital papel, a Óscar Jaenada (Barcelona, 1975).

                                  En definitiva, una de las propuestas más refrescantes de la cartelera, con ingredientes suficientes para pasar un mal rato en la sala y para que nos pensemos mucho dónde nos metemos a bañarnos estas vacaciones, apoyada en una dirección milimétrica e inteligente, una estupenda fotografía y una actriz protagonista que nos ofrece una interpretación muy física cargada de matices sentimentales.


NOTA: 7/10

                                                           

domingo, 17 de julio de 2016

Crítica: Espías desde el cielo (2015)

FICHA TÉCNICA
Título original: Eye in the sky. País: Reino Unido. Duración: 102 minutos. Género: Drama, Thriller, Bélico Director: Gavin Hood. Guión: Guy Hibbert. Productores: Guy Hibbert, Claudia Bluemhuber, Ged Doherty, Benedict Carver, Colin Firth. Música: Paul Hepker, Mark Kilian. Fotografía: Haris Zambarloukos. Montaje: Megan Gill. Intérpretes: Helen Mirren, Alan Rickman, Aaron Paul, Barkhad Abdi, Iain Glen, Phoebe Fox, Carl Beukes, Jeremy Northam. Estreno en España: 11 de marzo del 2016. Calificación: No recomendada para menores de 12 años.


SINOPSIS: La coronel Katherine Powell (Helen Mirren), una oficial de la inteligencia militar británica, lidera una operación secreta para capturar a un grupo de terroristas en Nairobi, Kenia. Cuando se da cuenta que los terroristas están en una misión suicida, ella debe cambiar sus planes de 'capturar' por 'matar'. El piloto estadounidense de drones Steve Watts (Aaron Paul) recibe la orden de destruir el refugio donde se hallan los terroristas, pero una niña de nueve años ingresa en la zona donde podría ser herida.

CRÍTICA: Gavin Hood (Johannesburgo, 1963) es un tipo polifacético. Desde que en 2006 ganara el Oscar a la Mejor Película Extranjera con Tsotsi, se ha atrevido con el cine de superhéroes, adentrándose en el universo Marvel con X-Men orígenes: Lobezno (2009), o con la ciencia-ficción, en su irregular El juego de Ender (2013). En 2007 ya se había adentrado en el thriller terrorista con Expediente Anwar, género que retoma en parte en la película que nos ocupa.

                   La guerra, tal y como la conocemos, ha cambiado. Los avances tecnológicos en materia militar han provocado que muchas de las batallas se libren a distancia, y que las decisiones se tomen en despachos situados en diferentes lugares del mundo. Pues bien, esto es lo que nos ofrece "Espías desde el cielo", un enérgico thriller de doble vía, ya que por un lado entretiene una barbaridad y por otro hace pensar, ya que presenta un dilema moral del que el espectador acaba siendo partícipe.

                      El descubrimiento de una célula terrorista en Nairobi en la que participa una ciudadana británica es el punto de partida de una cinta que narra la nueva guerra tecnológica, la utilización de drones que de manera silenciosa se acercan al objetivo en cualquier parte del mundo y con una precisión quirúrgica lo ejecutan. El disparo final es el resultado de una ardua toma de decisiones, consultas, evaluación de daños y cruces de llamadas que constituyen el grueso del metraje. Gavin Hood juega bien sus cartas en este sentido y ofrece un relato apasionante, nos lleva de manera fluida a todos aquellos lugares en los que se decide el destino de la misión. La tensión de la situación va "in crescendo", y a la vez el espectador se ve sometido a un ejercicio de empatía y análisis moral de la situación. ¿Por qué? Pues lo de siempre. Del resultado de la misión depende la vida de mucha gente, ya que los terroristas están dispuestos a atacar de manera inminente (lo que tristemente es más real y cercano de lo que pensamos). Pero también hay daños colaterales que no se pueden evitar. De ahí que estemos en la tesitura de pensar si la misión es necesaria y esas bajas civiles asumibles. Se trata de un añadido que da empaque a la película.




                                El director se rodea de un elenco de actores muy destacados, siendo una de las damas actuales de la interpretación, Helen Mirren, la que más destaca. No recuerdo una película en la que haya podido decir que está regular en su papel, por lo que siempre es un valor seguro. No podemos olvidarnos del malogrado Alan Rickman, fallecido a principios de este año, en el que fue su último trabajo para la gran pantalla (en carne y hueso, puesto que puso la voz a un par de proyectos), que deja ciertas notas de humor en una historia caracterizada por la seriedad del tema que trata. Por último, destacar a Aaron Paul, con una carrera en ascenos desde que protagonizara la fantástica serie Breaking Bad (2008-2013), que encarna a unos de los pilotos encargados de manejar el dron utilizado en la misión.

                                       En definitiva, una buena cinta de suspense, que podemos enmarcar dentro del entretenimiento inteligente, puesto que más allá de olvidarla al salir de la sala, hace que podamos tener un interesante debate sobre una situación que en los días que corren es más habitual de los que pensamos, y que se apoya en un manejo muy bueno del tempo de la acción por parte del director, lo que hace que la hora y media que dura condense perfectamente toda la trama.


NOTA: 8/10

sábado, 9 de julio de 2016

Crítica: Expediente Warren: El caso Enfield (2016)

FICHA TÉCNICA
Título original: The Conjuring 2: The Enfield Poltergeist. País: Estados Unidos, Canadá. Año:2016. Duración: 133 minutos. Género: Horror, Misterio, Thriller. Dirección: James Wan. Guionistas: Carey Hayes, Chad Hayes, James Wan y David Johnson Productores: Richard Brener, Rob Cowan, Walter Hamada y James Wan .  Música: Joseph Bishara. Fotografía: Don Burgess . Montaje: Kirk M. Morri. Reparto: Patrick Wilson, Vera Farmiga, Madison Wolfe, Frances O´Connor, Lauren Esposito, Benjamin Haigh, Patrick McAuley, Simon McBurney, Franka Potente. Estreno en España: 17  de junio del 2016. Calificación por edades: No recomendada a menores de 16 años. 


SINOPSIS“Expediente Warren: The conjuring”, basada en una historia real, cuenta la escalofriante historia de cómo Ed y Lorraine Warren, renombrados investigadores de fenómenos paranormales, fueron requeridos por una familia aterrorizada por una presencia oscura en una aislada granja. Obligados a enfrentarse a una poderosa entidad demoníaca, los Warren se encontraron atrapados en el caso más terrorífico de sus vidas.


CRÍTICA:  Abrazarse a la persona que tienes a tu lado en la butaca del cine, asomarse a todas las esquinas, encender las luces de las habitaciones de casa antes de entrar...¿Quién no ha hecho alguna de estas cosas después de ver una película de terror? Y es que, aunque nos cueste reconocerlo, disfrutamos con el miedo en una sala de cine, disfrutamos de esa sensación innata y primitiva que nos atenaza. Y James Wan, director de Expediente Warren: El caso Enfield (2016), lo sabe, y explota todos los mecanismos a su disposición para que la experiencia de ver una de sus películas, sea, cuanto menos, inquietante. Desde que en 2004 se diera a conocer con Saw, James Wan se ha hecho (merecidamente), con un hueco importante entre aquellos directores que se dedican a poblar nuestras pesadillas de fantasmas, demonios y demás seres terroríficos...Hace 3 años, Wan nos ofrecía un estupendo ejercicio de terror con Expediente Warren: The Conjuring (2013), que le hizo alcanzar su cénit como realizador, poniendo de acuerdo a crítica y público, algo que generalmente es bastante complicado. ¿Conseguirá la secuela de aquél éxito lo mismo? Está en vuestra mano valorarlo.

                    La trama es muy simple. Ed y Lorraine Warren conforman un matrimonio dedicado a investigar sucesos paranormales, y en esta ocasión son requeridos para ayudar a una familia inglesa aterrada por una serie de fenómenos inexplicables que se están produciendo en su hogar. A partir de esta premisa, Wan construye dos historias paralelas que están condenadas a encontrarse y proporcionarnos un acto final sublime. James Wan se las sabe todas, se nota que es un fan de las películas de terror y utiliza todos los medios a su alcance para aterrorizarnos. Y ahí reside la grandeza de este director, ya que por un lado es capaz de crear una atmósfera insana que nos va atrapando poco a poco y que nos deja una sensación de terror que se mete en nuestros huesos, pero por otro maneja perfectamente los mecanismos del susto inesperado (para mis gusto,abusando demasiado de una subida de volumen no apta para oídos sensibles), por lo que el visionado de esta película se puede asemejar a una montaña rusa, en la que sabes que viene la bajada pero aún así te acabas asustando. 



                               Para potenciar el aspecto terrorífico, el uso de la cámara es sublime, especialmente en la parte que se desarrolla en Inglaterra, consiguiendo que la casa en la que se desarrollan los hechos se convierta en un personaje más. Sé que es un recurso que utilizo muchas veces, pero me tenéis que creer si os digo que la casa tiene vida propia. Y lo demás es lo habitual en las películas de Wan: presencias demoníacas, sustos a la vuelta de la esquina, y, sobretodo, un final apoteósico, con una fuerza tremenda a nivel técnico, interpretativo y narrativo...

                       Es evidente que todo el festival que nos tiene reservado el director no serviría de nada si las interpretaciones no estuvieran a la altura. Patrick Wilson y Vera Farmiga vuelven a hacer gala de esa química que desprendían en la primera película y vuelven a encarnar notablemente al matrimonio Warren, encargado de luchar contra espíritus y otros seres malignos. Frances O´Connor está muy bien como la madre aterrorizada por lo que está sucediendo en su casa, mientras que de los cuatros niños protagonistas destacaría a Madison Wolfe, que encarna a Janet Hodgson, con un papel importante en la trama y que es el objetivo principal de la mayor parte de fenómenos paranormales que se desarrollan en la cinta. Las grandes interpretaciones permiten crear con el espectador una complicidad que provoca que sufras con los personajes, que se desarrolle una empatía natural.

                                        En definitiva, una gran cinta de terror, apoyada en una primera hora absolutamente fantástica y en la maestría de un director que ya no tiene nada que demostrar y que se ha hecho merecidamente con un puesto de honor en lo que al género de terror se refiere. La película nos deja unos cuantos momentos para el recuerdo, que no reproduciré aquí para que la sorpresa (y el terror, todo sea dicho) sea más efectiva.Como aspectos negativos, únicamente resaltaría el abuso de los sustos apoyados en una subida de volumen, ya que la duración de la cinta no me ha parecido excesiva, ya que son dos horas que pasan muy deprisa y que nos tienen clavados en la butaca. Espero con impaciencia la tercera parte.


NOTA: 8/10