viernes, 29 de septiembre de 2017

Crítica: Detroit (2017)

FICHA TÉCNICA
Título: Detroit País: Estados Unidos Género: Crimen, Drama, Histórico, Thriller Duración: 143 minutos Director: Kathryn Bigelow Guión: Mark Boal Productores: Kathryn Bigelow, Mark Boal, Matthew Budman, Megan Ellison, Colin Wilson, Greg Shapiro Música: James Newton Howard Fotografía: Barry Ackroyd Montaje: William Goldenberg, Harry Yoon Intérpretes: John Boyega, Will Poulter, Algee Smith, Jacob Latimore, Jason Mitchell, Hannah Murray, Jack Reynor, Kaitlyn Dever, Ben O´Toole, John Krasinski, Anthony Mackie, Nathan Davis Jr., Peyton ´Alex´ Smith, Malcolm David Kelley, Laz Alonso, Joseph David-Jones, Chris Coy Estreno en España: 15 de septiembre de 2017 Calificación por edades: No recomendada para menores de 12 años




SINOPSIS: Film ambientado durante los disturbios raciales que sacudieron la ciudad de Detroit, en el estado de Michigan, en julio de 1967. Todo comenzó con una redada de la policía en un bar nocturno sin licencia, que acabó convirtiéndose en una de las revueltas civiles más violentas de los Estados Unidos.

CRÍTICA: Tras abordar el drama bélico con En tierra hostil (2008), retrato trepidante del trabajo de un grupo de artificeros en Irak, y el thriller con base histórica en La noche más oscura (2012), donde narra la caza de Bin Laden, Kathryn Bigelow (San Carlos, 1951) completa su particular trilogía de cine orientado a despertar la conciencia social con "Detroit", demostrando una vez más que se trata de una de las directoras más viscerales de su generación, capaz de afrontar películas que se sustentan sobre temas de actualidad, pero también espinosos, siendo acusada en muchas ocasiones de tirar la piedra y esconder la mano, de cuidarse mucho de sobrepasar la línea que marca lo políticamente correcto en Estados Unidos, para no contrariar a nadie. Si lo observamos desde otra óptica distinta, también podemos decir en su favor que es capaz de ahondar en la llaga de ciertos temas sin tomar partido a favor o en contra. En "Detroit" trata el racismo que siempre ha estado presente en los EEUU, un tema atemporal, y lo hace a través de la narración suceso desconocido para gran parte del público, con un desarrollo irregular que afecta al resultado final pero con destellos del buen cine que es capaz de ofrecer Bigelow.


                    El libreto de Mark Boal (Nueva York, 1973), colaborador de Bigelow en las tres anteriores cintas de la directora, se estructura en tres partes. Tras una breve lección de historia insertada a través de unos artesanos títulos de crédito y usando imágenes reales de archivo como base, nos metemos de lleno en el contexto sociopolítico (aunque pueda parecer que en cierto modo se pasa de puntillas sobre él) de la trama. Bigelow maneja perfectamente los tempos, consiguiendo que flote en la atmósfera algo amenazante, algo que sabemos que no tardará en estallar. Y estalla con la redada que se lleva a cabo en un club nocturno, constituyendo la chispa definitiva que precipita los acontecimientos. Es una fase de presentación de muchos de los personajes que serán fundamentales en la segunda parte de la película, donde la directora pone en boga sus enormes cualidades. Con el ejército ya en las calles de Detroit, un inocente juego con un arma de fogueo supone el asalto por parte de militares y policías del motel Algiers, buscando al autor de los disparos. Este segundo segmento de la película es sin duda el más desasosegante y cruel, donde asistimos al punto más bajo de la condición humana, al triunfo del odio racial como lacra de la humanidad. A través de un montaje preciso como un reloj y un uso de la cámara centrado en primeros planos y excelentes planos-secuencia, Bigelow acelera nuestro pulso y golpea nuestra conciencia con saña, provocando repulsa, angustia e indignación a partes iguales, encontrándonos con algunos de los mejores minutos de cine del año. El gran hándicap de la película es el tercer acto, posiblemente necesario pero mal insertado, que se encarga de tirar por tierra lo conseguido en las casi dos horas anteriores. Se centra en el juicio a los culpables y en las secuelas que sufren las personas que se encontraban esa noche en el motel.

                        
                    De un reparto coral, destaca principalmente el joven Will Poulter (1993), que encarna a un policía racista, y que se marca una interpretación absolutamente antológica, con un personaje repulsivo, obcecado en sus convicciones y que utiliza el incidente del motel para sacar fuera todo su odio y violencia. Él acarrea todo el peso interpretativo de la segunda parte del metraje, aunque también es justo nombrar a John Boyega (Londres, 1992), de moda en el firmamento cinematográfico por su participación en la nueva trilogía de "Star Wars" y que se mete en la piel de un guardia de seguridad que asiste horrorizado a las vejaciones y abusos de las autoridades sin nada que poder hacer. 
 
                 En definitiva, un nuevo paso de Kathryn Bigelow en su faceta de realizadora de cine de denuncia sociopolítica, con un duro alegato antiracista que sufre de un cierto bajón en el ritmo en su último tramo. La dirección es solvente, a ratos brillante, y tanto William Goldenberg como Harry Yoon dan una lección de cómo montar una película. Cine duro de ver pero muy necesario.
 
NOTA: 8/10 

lunes, 18 de septiembre de 2017

Crítica: IT (2017)

FICHA TÉCNICA
Título: IT País: Estados Unidos, Canadá Género: Aventura, Drama,  Horror Duración: 135 minutos Director: Andy Muschietti Guión: Chase Palmer, Cary Fukunaga, Gary Dauberman, basado en la novela de Stephen King Productores: Richard Brener, Doug Davison, Toby Emmerich, Marty P. Ewing, Walter Hamada, Dave Neustadter, Jon Silk, Barbara Muschietti Música: Benjamin Wallfisch Fotografía: Chung-hoon Chung Montaje: Jason Ballantine Intérpretes: Jaeden Lieberher, Jeremy Ray Taylor, Sophia Lillis, Finn Wolfhard, Chosen Jacobs, Jack Dylan Grazer, Wyatt Oleff, Bill Skarsgard, Nicholas Hamilton, Jake Sim, Logan Thompson, Owen Teague, Jackson Robert Scott, Stephen Bogaert, Stuart Hughes, Geoffrey Pounsett, Molly Atkinson Estreno en España: 8 de septiembre de 2017 Calificación por edades: No recomendada a menores de 16 años



SINOPSIS: Cuando empiezan a desparecer niños en el pueblo de Derry (Maine), un pandilla de amigos lidia con sus mayores miedos al enfrentarse a un malvado payaso llamado Pennywise, cuya historia de asesinatos y violencia data de siglos.

CRÍTICA: A Stephen King (Portland, 1947) le viene como anillo al dedo el apelativo de "maestro del terror", ya que conoce y maneja como nadie el material del que están hechas las pesadillas, y sus novelas han aterrorizado a lectores de todo el mundo durante décadas. Hace 27 años se estrenó una versión de su novela "IT" en formato miniserie, que no ha envejecido demasiado bien pero que puede presumir de ser una adaptación más que digna del libro (recordemos la infame La torre oscura, estrenada también este verano) y que ga sabido captar a la perfección el espíritu de la misma. Ha llegado a nuestras salas una nueva versión, dirigida por el argentino Andy Muschietti, y sorprendentemente se trata de un estupendo remake, con algunas cosas nuevas que ofrecer respecto a su predecesora y que desprende en todo momento esa atmósfera malévola que impregnaba la obra de King. No tengáis miedo, adentráos conmigo en la terrorífica odisea del "Club de los Perdedores" en su lucha contra el malvado Pennywise.

                          Sería injusto quedarse en la superficie y considerar a "IT" únicamente como una película más de terror, cuando realmente va más allá. Es un retrato perfecto de la brutal pérdida de la inocencia, de un grupo de niños que deben lidiar con los problemas propios de su edad, donde el payaso Pennywise no es más que un reflejo de los auténticos monstruos, de aquellos que nos rodean en la vida cotidiana, monstruos de carne y hueso. La historia se desarrolla en Derry, un pueblecito de Maine, donde cada 27 años suceden hechos inexplicables que se ceban especialmente con los niños. Un grupo de 7 chicos deben hacer frente a la amenaza, además de convivir diariamente con los matones del pueblo, con los conflictos con sus familias y sus propios miedos interiores, aquellos de los que se alimenta la criatura que los acecha. Es por ello que uno de los puentes de la película, más allá de los momentos terroríficos, es comprobar cómo esos niños van fortaleciendo su amistad, consiguiendo que su lucha contra el aterrador ser les sirve para superar sus propios traumas haciéndoles frente. Esto no quiere decir que no haya terror, que sí lo hay, aunque "It" funciona más con lo que insinua que con lo que explicita, llegando un momento en el que el típico susto con aumento de sonido incluido deja de ser un recurso para hacerse repetitivo, por lo que mejor cuando se mueve en el terreno del terror psicológico. El nivel de sangre y violencia también es adecuado, no podía ser en menos teniendo en cuenta el libro en el que se basa.


                       Lo retro mola. La serie de Netflix Stranger Things (2016- ) ha devuelto al cine y la televisión la fiebre por los años ochenta, e "It" bebe de ello constantemente. La estética "ochenter" está muy cuidada en la ropa, los carteles de los cines, las bicicletas etc... y nos transporta a esa época en la que teníamos 12 años y nos pasábamos las horas muertas en la calle con nuestra pandilla. El apartado artístico ofrece en este sentido un trabajo fabuloso, siendo inevitable el acordarse también de películas míticas de aquella década cómo Los Goonies (1985) o Cuenta Conmigo (1986), basada también en un relato de Stephen King, componiendo así Muschietti un efectivo retablo de nostalgia.

                          Las comparaciones con la película de 1990 son inevitables, y en el apartado interpretativo no iba a ser menos, centrándose dichas comparaciones en el payaso, Pennywise. Si Tim Curry (Cheshire, 1946) se centró en la vena irónica e incluso cómica del personaje, Bill Skarsgard (Vällingby, 1990) conforma un villano más violento y aterrador, da más miedo, incluso con la modulación de su voz (hay ganas de ver la película en su versión original), siendo los suficientemente carismático para salir con nota del envite. Sería injusto destacar a alguno de los actores que interpretan a los integrantes del "Club de los Perdedores", ya que todos están perfectos en sus roles, les coges cariño y llegas a sufrir con ellos. Seguro que son caras a tener en cuenta en el futuro cercano de Hollywood.

                             
                   En definitiva, una película muy bien dirigida e interpretada, con un diseño de producción extremadamente cuidado y que es bastante fiel a la obra de Stephen King. Sangre, violencia y un exceso de sustos de esos que abusan del sonido efectista no están reñidos con una buena historia y un trasfondo que bucea en conflictos emocionales. Eso sí, si tienes miedo a los payasos, no es tu película, y si no les tienes miedo, te lo empezarás a pensar. 


NOTA: 9/10 

jueves, 14 de septiembre de 2017

Crítica: Transformers: El último caballero (2017)

FICHA TÉCNICA
Título: Transformers: The Last Knight País: Estados Unidos, China, Canadá Género: Acción, Aventuras, Ciencia-Ficción Duración: 149 minutos Director: Michael Bay Guión: Art Marcum, Matt Holloway, Ken Nolan, Akiva Goldsman Productores: Michael Bay, Tom DeSanto, Lorenzo Di Bonaventura, Steven Spielberg, Don Murphy, Brian Goldner Música: Steve Jablonsky Fotografía: Jonathan Sela Montaje: Roger Barton, Adam Gerstel, Debra Neil-Fisher, John Refoua, Mark Sanger, Calvin Wimmer Intérpretes: Mark Wahlberg, Anthony Hopkins, Josh Duhamel, Laura Haddock, Santiago Cabrera, Isabela Moner, Stanley Tucci, John Turturro, Jerrod Carmichael, Liam Garrigan, Glenn Morshower, Gemma Chan, Mitch Pileggi, Dan Warner Estreno en España: 4 de agosto de 2017 Calificación por edades: No recomendada para menores de 12 años




SINOPSIS: Dos especies en guerra: una de carne y hueso, la otra de metal. El Último Caballero rompe con el mito original de la franquicia de Transformers y redefine lo que significa ser un héroe. Humanos y Transformers están en guerra y Optimus Prime se ha ido. La llave para salvar nuestro futuro está enterrada en los secretos del pasado, en la historia oculta de los Transformers en la Tierra.

CRÍTICA: Si en las últimas décadas ha habido un director que ha sido inmisericordemente destrozado por la crítica y buena parte del público (a veces con razón), ese es Michael Bay (Los Ángeles, 1965). Siempre he reconocido que su cine no me disgusta, que él no engaña en ningún momento y que todos sabemos lo que nos vamos a encontrar viendo una de sus películas. Es más, dos de sus últimos trabajos, Dolor y Dinero (2013) y 13 horas: Los soldados secretos de Bengasi (2016) son cintas muy reivindicables y parecían marcar un nuevo camino alejado de excesos previos. En 2007 llegó a nuestros cines con Transformers, la película basada en los juguetes de la compañía Hasbro, aquellos vehículos que se transformaban en robots y que enfrentaban a Autobots (los buenos) contra los Decepticons (los malos). La película fue un éxito de público, recaudando una cantidad estratosférica de dinero que auguraba nuevas entregas. Pues bien, lo que era una cinta bien construida, emocionante, con unos FX que quitaban el aliento, ha ido convirtiéndose tras las diferentes secuelas en una caricatura de sí misma, y es posible que haya tocado fondo con "Transformers: El último caballero", y carga a sus críticos de razones para seguir atacándolo sin piedad.

                    El visionado de la película es agotador, y deja al espectador con la misma sensación que al beberse dos Red-Bull y pegarse cuatro viajes en la montaña rusa. Como no hay un mínimo nivel de coherencia narrativa y la historia no hay quien la entienda (algo sorprendente si tenemos en cuenta que el guión ha sido escrito a 8 manos), Michael Bay opta por bombardearnos con larguísimas set-pieces de acción embarullada, exhibiendo músculo en lo que a FX se refiere y dejando a los personajes a la altura del betún, haciendo las dos horas y media que duran la función eternas. Si tuviera que hablar del argumento, no sabría por dónde empezar, ya que los ¿guionistas? mezclan a los Transformers con la leyenda del Rey Arturo, metiendo entre medias a un grupo paramilitar que se dedica a cazar robots y al ejercito, que no sabemos muy bien qué pinta en todo esto, pero es que una película de Michael Bay sin el ejercito no sería una película de Michael Bay. Todo ello aderezado con los planos de atardeceres marca de la casa, los planos de segundo y medio y los chispazos de humor que cada vez hacen menos gracia. Vamos, lo que viene llamándose una auténtica locura.


                   ¿Por qué, Anthony Hopkins, por qué? ¿Qué lleva a un reputado actor como tú a hacer una película de estas características? ¿Dinero? No creo, te debe sobrar. ¿Aburrimiento? Supongo que habrá proyectos que también te llamen la atención y que no supongan un borrón en tu carrera. Cierto que has hecho alguna que otra bazofia, pero esto es la gota que colma el vaso. Supongo que quieres demostrar que sabes reirte de tí mismo. Pues has dejado claro que sabes hacerlo, así que por favor te pedimos que vuelvas al redil de las buenas interpretaciones. Mark Wahlberg (Dorchester, 1971) es un actor todoterreno, se atreve con cualquier género y suele salir bastante airoso siempre. Además esta es su segunda película de Transformers, por lo que ya sabe de qué va el asunto y por ello se le nota en su salsa. La presencia femenina corre a cargo de Laura Haddock (Inglaterra, 1985), cuyo personaje se limita a ser una extensión de los interpretados por Megan Fox y Rosie Huntington-Whiteley en otras películas de la saga. Con decir que la mejor interpretación y los mejores momentos corren a cargo del mayordomo-robot de Anthony Hopkins ya dejamos claro el nivel de la cinta en el apartado actoral.

                         En definitiva, una película excesiva, agotadora y que no tiene nada más que ofrecer que unos magníficos efectos especiales que también terminan por cansar, que debería suponer el cierre definitivo de la saga, pero que por los resultados en taquilla (la ha salvado el mercado chino) parece ser que continuará, eso sí, sin Michael Bay a los mandos. Esperemos que en las siguientes entregas den el golpe de timón necesario para ofrecer un producto completo en todas sus facetas.
NOTA: 3/10