jueves, 14 de septiembre de 2017

Crítica: Transformers: El último caballero (2017)

FICHA TÉCNICA
Título: Transformers: The Last Knight País: Estados Unidos, China, Canadá Género: Acción, Aventuras, Ciencia-Ficción Duración: 149 minutos Director: Michael Bay Guión: Art Marcum, Matt Holloway, Ken Nolan, Akiva Goldsman Productores: Michael Bay, Tom DeSanto, Lorenzo Di Bonaventura, Steven Spielberg, Don Murphy, Brian Goldner Música: Steve Jablonsky Fotografía: Jonathan Sela Montaje: Roger Barton, Adam Gerstel, Debra Neil-Fisher, John Refoua, Mark Sanger, Calvin Wimmer Intérpretes: Mark Wahlberg, Anthony Hopkins, Josh Duhamel, Laura Haddock, Santiago Cabrera, Isabela Moner, Stanley Tucci, John Turturro, Jerrod Carmichael, Liam Garrigan, Glenn Morshower, Gemma Chan, Mitch Pileggi, Dan Warner Estreno en España: 4 de agosto de 2017 Calificación por edades: No recomendada para menores de 12 años




SINOPSIS: Dos especies en guerra: una de carne y hueso, la otra de metal. El Último Caballero rompe con el mito original de la franquicia de Transformers y redefine lo que significa ser un héroe. Humanos y Transformers están en guerra y Optimus Prime se ha ido. La llave para salvar nuestro futuro está enterrada en los secretos del pasado, en la historia oculta de los Transformers en la Tierra.

CRÍTICA: Si en las últimas décadas ha habido un director que ha sido inmisericordemente destrozado por la crítica y buena parte del público (a veces con razón), ese es Michael Bay (Los Ángeles, 1965). Siempre he reconocido que su cine no me disgusta, que él no engaña en ningún momento y que todos sabemos lo que nos vamos a encontrar viendo una de sus películas. Es más, dos de sus últimos trabajos, Dolor y Dinero (2013) y 13 horas: Los soldados secretos de Bengasi (2016) son cintas muy reivindicables y parecían marcar un nuevo camino alejado de excesos previos. En 2007 llegó a nuestros cines con Transformers, la película basada en los juguetes de la compañía Hasbro, aquellos vehículos que se transformaban en robots y que enfrentaban a Autobots (los buenos) contra los Decepticons (los malos). La película fue un éxito de público, recaudando una cantidad estratosférica de dinero que auguraba nuevas entregas. Pues bien, lo que era una cinta bien construida, emocionante, con unos FX que quitaban el aliento, ha ido convirtiéndose tras las diferentes secuelas en una caricatura de sí misma, y es posible que haya tocado fondo con "Transformers: El último caballero", y carga a sus críticos de razones para seguir atacándolo sin piedad.

                    El visionado de la película es agotador, y deja al espectador con la misma sensación que al beberse dos Red-Bull y pegarse cuatro viajes en la montaña rusa. Como no hay un mínimo nivel de coherencia narrativa y la historia no hay quien la entienda (algo sorprendente si tenemos en cuenta que el guión ha sido escrito a 8 manos), Michael Bay opta por bombardearnos con larguísimas set-pieces de acción embarullada, exhibiendo músculo en lo que a FX se refiere y dejando a los personajes a la altura del betún, haciendo las dos horas y media que duran la función eternas. Si tuviera que hablar del argumento, no sabría por dónde empezar, ya que los ¿guionistas? mezclan a los Transformers con la leyenda del Rey Arturo, metiendo entre medias a un grupo paramilitar que se dedica a cazar robots y al ejercito, que no sabemos muy bien qué pinta en todo esto, pero es que una película de Michael Bay sin el ejercito no sería una película de Michael Bay. Todo ello aderezado con los planos de atardeceres marca de la casa, los planos de segundo y medio y los chispazos de humor que cada vez hacen menos gracia. Vamos, lo que viene llamándose una auténtica locura.


                   ¿Por qué, Anthony Hopkins, por qué? ¿Qué lleva a un reputado actor como tú a hacer una película de estas características? ¿Dinero? No creo, te debe sobrar. ¿Aburrimiento? Supongo que habrá proyectos que también te llamen la atención y que no supongan un borrón en tu carrera. Cierto que has hecho alguna que otra bazofia, pero esto es la gota que colma el vaso. Supongo que quieres demostrar que sabes reirte de tí mismo. Pues has dejado claro que sabes hacerlo, así que por favor te pedimos que vuelvas al redil de las buenas interpretaciones. Mark Wahlberg (Dorchester, 1971) es un actor todoterreno, se atreve con cualquier género y suele salir bastante airoso siempre. Además esta es su segunda película de Transformers, por lo que ya sabe de qué va el asunto y por ello se le nota en su salsa. La presencia femenina corre a cargo de Laura Haddock (Inglaterra, 1985), cuyo personaje se limita a ser una extensión de los interpretados por Megan Fox y Rosie Huntington-Whiteley en otras películas de la saga. Con decir que la mejor interpretación y los mejores momentos corren a cargo del mayordomo-robot de Anthony Hopkins ya dejamos claro el nivel de la cinta en el apartado actoral.

                         En definitiva, una película excesiva, agotadora y que no tiene nada más que ofrecer que unos magníficos efectos especiales que también terminan por cansar, que debería suponer el cierre definitivo de la saga, pero que por los resultados en taquilla (la ha salvado el mercado chino) parece ser que continuará, eso sí, sin Michael Bay a los mandos. Esperemos que en las siguientes entregas den el golpe de timón necesario para ofrecer un producto completo en todas sus facetas.
NOTA: 3/10




 

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