viernes, 26 de octubre de 2012

Crítica: Lo Imposible (2012)

FICHA TÉCNICA


Película: Lo imposible. Título original: The impossible. Dirección: J.A. Bayona. Países: España, EEUU Año: 2012. Duración: 107 min. Género: Drama, Catástrofes. Intérpretes: Naomi Watts (María), Ewan McGregor (Henry), Tom Holland (Lucas), Samuel Joslin (Thomas), Oaklee Pendergast (Simon), Marta Etura (Simone), Sönke Möhring (Karl), Geraldine Chaplin (mujer mayor). Guión: Sergio S. Sánchez, basado en un argumento de María Belón. Producción: Belén Atienza, Álvaro Augustín, Enrique López Lavigne y Ghislain Barrois. Música: Fernando Velázquez. Fotografía: Óscar Faura. Montaje: Elena Ruiz y Bernat Vilaplana. Diseño de producción: Eugenio Caballero. Vestuario: Sparka Lee Hall, Anna Bingemann y María Reyes. Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España.





SINOPSIS: María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor) y sus tres hijos pasan las vacaciones de invierno en Tailandia. Una mañana, mientras se encuentran en la piscina, un terrible rugido emerge del centro de la tierra. María se queda paralizada por el miedo, al ver cómo un inmenso muro de agua oscura avanza por los jardines del hotel hacia ella.


     Tras una campaña publicitaria brutal nos llega la nueva película de Juan Antonio Bayona, director de la exitosa El Orfanato (2007) y uno de los nombres a tener en cuenta en el negro panorama del cine español, huérfano últimamente de ideas refrescantes y atractivas. Para ello se ha valido de la odisea real de una familia española que se vio inmersa en el terrible desastre que ocasionó el tsunami que asoló el sudeste asiático las Navidades de 2004, consciente del atractivo que suele suponer para el espectador una historia basada en hechos reales. Para ello ha contado con un presupuesto de 30 millones de euros, uno de los mayores de la historia para una película española, y vistos los fantásticos resultados iniciales en la taquilla podemos afirmar que se trata de un dinero muy bien invertido. No se trata de una película redonda, pero si entras en su juego y la historia termina atrapándote conseguirá su objetivo y terminarás perdonándole los pequeños fallos que pueda tener. Lo que está claro es que Bayona se está convirtiendo en un especialista en sacar el máximo partido a las historias que le llegan, algo que ya pasó con El Orfanato.




     El primer tercio de la película es escalofriante, impactante, comenzando por la asombrosa recreación que el equipo de efectos especiales ha hecho de la llegada del tsunami y de su imparable devastación, espectacularidad remarcada por uno de los mejores montajes de sonido que he tenido el gusto de disfrutar en los últimos años. Es difícil que el espectador no se sienta también arrastrado por esa acongojante fuerza de la naturaleza. Bayona recrea a la perfección lo indefenso que está el ser humano ante los latigazos de la Madre Tierra, capaz de borrarnos de un plumazo en tan solo unos segundos. Tras estos minutos en los que el espectador contiene la respiración ante tanta destrucción asistimos al que para mí es la mejor parte de la película, la lucha por la supervivencia de María y Lucas, su periplo por una zona ya devastada (de nuevo un gran trabajo de ambientación), heridos, hambrientos y sin saber la suerte que ha corrido el resto de su familia. Es un momento de silencios, de ahorrar las pocas fuerzas que tienen para seguir adelante, y sin perder la esperanza de vivir en ningún momento. La narración sufre un pequeño parón en el momento en el que la historia se centra en Henry, tal vez porque la interpretación de McGregor no tiene la fuerza que sí poseen las de Watts y Holland. Posteriormente, el relato comienza a coger fuerza y velocidad de nuevo y ya no nos suelta hasta el final.


     En este momento he de decir que para disfrutar plenamente de "Lo imposible" tenemos que entrar en el juego que nos propone Bayona, el cual carga la historia de un sentimentalismo que en ocasiones puede resultar hasta exagerado, convenientemente apoyado por una banda sonora (muy buena, por cierto) que ayuda a recalcar cada uno de los trágicos momentos que pueblan la historia. Los habrá que tilden a la película de excesivamente sentimentaloide y edulcorada, con el objetivo de buscar la lágrima fácil del espectador. Aquellos que se emocionan con facilidad en el cine no tendrán ningún problema a la hora de empatizar con las vicisitudes por las que pasa la familia protagonista. Aquellos que no son fácilmente impresionables quedarán saturados ante tal exhibición de dramatismo buscando encoger los corazones del respetable.



     La fuerza, emotividad y dramatismo del relato sería menor sin el impresionante ejercicio de interpretación que nos ofrecen los cinco actores que encarnan a la familia protagonista. Naomi Watts nos ofrece un papel de esos que se recuerdan en el tiempo, con una actuación muy física y desgarradora durante toda la película. Ewan McGregor no sobresale demasiado, ofrece una actuación muy correcta pero que se ve superada por las de sus compañeros de reparto, lo que  no quita que tenga algún momento muy destacable. Pero si alguien ofrece naturalidad, frescura y autenticidad en su interpretación son los tres niños, Samuel Joslin, Oaklee Pendergast y especialmente Tom Holland, que interpreta a Lucas, el hijo mayor, y que ofrece junto a Watts algunas de las escenas más emotivas de la película. Bayona demuestra ser un gran director de actores, y echa por tierra aquella afirmación del gran Hitchcock: "nunca ruedes con niños, animales o Charles Lughton".


     En definitiva, un gran espectáculo cargado de dramatismo y sentimentalismo, que combina a la perfección apabullantes efectos especiales con una historia que nos llegará al corazón y que constituye un canto a la supervivencia, al amor y a la esperanza. Y especialmente, un claro ejemplo del camino que debe seguir el cine español si quiere llegar a un público más amplio.


LO MEJOR: La historia humana que subyace en la tragedia; Naomi Watts y los tres niños protagonistas; los efectos especiales; el montaje de sonido.

LO PEOR: Bajón en el ritmo; que la tachen de sentimentaloide.

MI NOTA: 8,75/10

LA FRASE:  "¿Sabes cuándo he pasado más miedo? Cuando he salido del agua y estaba totalmente solo. Eso ha sido lo peor. ¿Y si mamá y Lucas están ahora igual de solos? Imagínate lo asustados que estarán.


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martes, 23 de octubre de 2012

Crítica: Venganza: Conexión Estambul (2012)

FICHA TÉCNICA

Película: Venganza: Conexión Estambul. Título original: Taken 2. Dirección: Olivier Megaton. País: Francia. Año: 2012. Duración: 92 min. Género: Acción, thriller. Intérpretes: Liam Neeson (Bryan Mills), Maggie Grace (Kim), Famke Janssen (Lenore), Rade Serbedzija (Murad), Luke Grimes. Guión: Luc Besson y Robert Mark Kamen. Producción: Luc Besson. Música: Nathaniel Méchaly. Fotografía: Romain Lacourbas. Montaje: Camille Delamarre y Vincent Tabaillon. Diseño de producción: Sébastien Inizan. Vestuario: Pamela Lee Incardona. Distribuidora: Hispano Foxfilm.










SINOPSIS: Aunque ya está retirado, Bryan Mills (Liam Neeson) se ve obligado a utilizar de nuevo todos sus recursos y habilidades como agente de la CIA para salvar la vida de su mujer y de su hija y también la suya propia mientras se encuentran de vacaciones en Estambul.


     El estreno de Venganza (2008) supuso un soplo de aire fresco en lo que a cine de acción se refería. Es un tiempo en el que las películas de este género siempre buscan rizar el rizo o el más difícil todavía, Luc Besson como uno de los guionistas y Pierre Morel como director nos ofrecieron una cinta que iba al grano, sin dar rodeos innecesarios y con unas escenas de acción memorables. Nos presentaron a un Liam Neeson impecable en su interpretación de Bryan Mills, el antiguo agente de la CIA metido a guardaespaldas que debía rescatar en París a su hija de las garras de una organización de trata de blancas. Neeson nos ofrece un personaje carismático y con una presencia en pantalla apabullante. Los amantes del cine de acción nos frotábamos las manos con esta secuela, que finalmente ha resultado ser una gran decepción, ya que da la sensación de que han querido estirar tanto el chicle que al final...se ha roto. Analicemos las causas de este pinchazo.




     La primera película recaudó en EEUU la friolera de 150 millones de dólares, habiendo costado 25 únicamente. Para la segunda parte se ha destinado un montante de 86 millones de dólares, pero este aumento no se ha traducido en una película de mayor calidad, y lo más sangrante es que lamentablemente ha quedado por debajo del nivel de la primera. En primer lugar, el cambio de director no ha surtido efecto, ya que Olivier Megaton nos ofrece una dirección acelerada, con mareantes movimientos de cámara en el que tenemos que hacer esfuerzos sobrehumanos para saber qué está pasando en pantalla. Las escenas de acción están muy desaprovechadas, y un ejemplo de ello nos lo da esa que se desarrolla en los tejados de Estambul, ridícula si la comparamos con otras escenas de este tipo en el cine reciente, sin ir más lejos la persecución que vemos en El ultimátum de Bourne (2007). En general da la impresión de que esta película tiene demasiados "referentes" del cine de acción actual. Otro aspecto que hace que el film baje enteros es un montaje caótico, que hace que la acción funcione a tirones y no encontremos esa linealidad que tan buen resultado daba en la primera parte. Parte de culpa lo tiene el hecho de que se da más protagonismo a la hija de Mills, algo que termina siendo un lastre, a la vez que poco creíble. La falta de credibilidad de ciertas situaciones es otro hecho a destacar, puesto que ver a la hija de Mills tirando bombas por los tejados de Estambul es cuanto menos curioso. Otra escena a destacar relacionada con este aspecto es la llegada a la Embajada de EEUU (por cierto, la embajada de EEUU en Turquía está situada en Ankara, en Estambul hay un Consulado de los EEUU), escena que no desgranaré pero que no tiene desperdicio. La suma de todos estos detalles y de algunos que me dejo por el camino rebajan en gran medida la calidad del producto.





     Liam Neeson se contagia de ese cúmulo de despropositos y nos brinda una actuación a medio gas y con el piloto automático, dando la sensación de que parece preguntarse qué demonios hace metido en este proyecto, a pesar de que no podemos negar que su presencia en pantalla sigue siendo estimulante y que sigue soltando tortas como panes. Famke Janssen tiene una presencia casi testimonial, un pretexto para ampliar la acción un poco más. Maggie Grace sobra, directamente. El hecho de darle más minutos tiene un claro efecto contraproducente y que choca con su rol en segundo plano en la primera parte. Y esto sin comentar que sus dotes interpretativas son bastante limitadas, no siendo válida ni para el drama ni para la acción, por lo que su personaje es una mera cuestión de relleno. Rade Serbedzija no parece la elección más adecuada como villano, algo de lo que también adolecía la primera parte, ofrecernos alguien con la capacidad necesaria para hacer frente al protagonista.


     En definitiva, una fallida secuela que cumple con su cometido de entretener pero que no aguanta la comparación con la primera parte, y que se ve lastrada por su irregular dirección, su (des)montaje e incoherencias impropias de una producción de estas características. Ante los síntomas de agotamiento de la saga, en una probable tercera parte (muy complicada) deben dar un giro absoluto y volver a los orígenes. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?


LO MEJOR: Liam Neeson; alguna escena aislada de acción.

LO PEOR: Dirección plana: despropósito en el montaje; demasiado protagonismo de Maggie Grace; incoherencias.

LA FRASE: "Escúchame con atención, Kim. Tu madre y yo vamos a ser secuestrados, y también irán a por ti

MI NOTA: 4,5/10

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miércoles, 10 de octubre de 2012

Crítica: Mátalos Suavemente (2012)

FICHA TÉCNICA


Película: Mátalos suavemente. Título original: Killing them softly. Director: Andrew Dominik. País: USA. Año: 2012. Duración: 97 min. Género: Thriller. Interpretación: Brad Pitt (Jackie Cogan), Richard Jenkins (Driver), James Gandolfini (Mickey), Ray Liotta (Markie), Scoot McNairy (Frankie), Ben Mendelsohn (Russell), Vincent Curatola (Johnny Amato), Sam Shepard (Dillon). Guión: Andrew Dominik; basado en la novela de George V. Higgins. Producción: Dede Gardner, Brad Pitt, Paula Mae Schwartz, Steve Schwartz y Anthony Katagas. Fotografía: Greig Fraser. Montaje: Brian A. Kates. Diseño de producción: Patricia Norris. Vestuario: Patricia Norris. Distribuidora: DeAPlaneta.






SINOPSIS: La mafia se siente amenazada cuando unos desconocidos asaltan a los asistentes a una partida de póker. Los capos acuden al investigador Jackie Cogan (Brad Pitt) para encontrar a los culpables, responsables de una serie de robos a casinos protegidos por los propios mafiosos. Sin embargo, la misión de Cogan se complica entre indecisos, estafadores de segunda, asesinos cansados... y la situación comienza a degenerar poco a poco.


     Nos llega la tercera propuesta de Andrew Dominik, un director poco prolífico, ya que en 12 años ha dirigido tres películas únicamente: Chopper (2000), El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (2007) y la que ahora nos ocupa, basada en la novela de George V. Higgins. El resultado se puede considerar como agridulce, ya que a pesar de que nos encontramos ante una de las películas mejor dirigidas de este año que termina, da la impresión de que funciona a tirones y que no resulta redonda del todo, debido a lo arriesgado de su propuesta. Y es una lástima, porque los mimbres eran excelentes, y la que podría haberse convertido en una de las mejores películas de su género se queda a medias, por los detalles que comentaré a continuación.



     La película tiene un trasfondo claro que va más allá del argumento principal, que impregna todo el metraje y que supone una rémora importante, ya que en ocasiones nos saca de la linealidad del argumento e inculca en el espectador una sensación de extrañeza y desubicación. Un adecuado análisis de ese trasfondo e incluso un segundo visionado de la película puede convertirlo en aceptable e incluso hasta necesario para entender el escenario en el que se enmarca la película. La historia se desarrolla a finales del 2008, con EEUU sumido en una profunda crisis económica y en el momento previo a las elecciones en las que Barack Obama resultó elegido presidente. Por ello, a lo largo de todo el metraje se escucha en ciertos momentos una voz en off con datos de esa crisis económica, en ocasiones con palabras del propio Obama. Por tanto, se sobreentiende que la principal motivación de todos los personajes es el dinero, todos se mueven por lo mismo, arrastrados a esa situación por esa crisis económica. Y esto lo deja bien claro el personaje que interpreta Brad Pitt, Jackie Cogan, cuando dice en un momento dado: "Estados Unidos no es un país, es un negocio". Más claro, el agua. Por lo tanto, podemos aplicar ese dicho que afirma que el mucho abarca, poco aprieta, y ese intento por politizar la cinta acaba siendo un lastre para la misma. Por otro lado, aunque Andrew Dominik sea un buen director y guionista, evidentemente no es ni Tarantino ni Scorsese, por lo que a la hora de ofrecernos diálogos mordaces y en principio banales, no tiene la capacidad de los directores nombrados, por lo que algunas de las conversaciones se limitan a acumular una gran cantidad de lenguaje soez sin nada que ofrecernos, llegando a ser totalmente prescindibles y sin capacidad de aportar nada a la trama. Un ejemplo claro de esto es la conversación entre Brad Pitt y James Gandolfini, un auténtico desperdicio de talento al servicio de la...nada.

     Entre lo positivo que nos ofrece la película podemos señalar lo preciosista de la dirección en algunas escenas, destacando en particular el asesinato de uno de los personajes, llegando a una culminación casi poética en la ejecución de la misma. Destacable es también la escena en la que nos ponemos en la piel de unos de los ladronzuelos totalmente colgado.Por otro lado, a Dominik no le cuesta nada innovar y colocar la cámara en lugares inverosímiles que nos dejan planos verdaderamente impactantes. Es lo que comentaba con anterioridad, la película deja retazos de gran cine, pero los ingredientes no están mezclados de la manera adecuada, por lo que los sentimientos en cuanto a la misma son contradictorios. La cinta sube puntos gracias a la calidad de las interpretaciones.


     A Brad Pitt no vamos a descubrirlo ahora, ya que hace tiempo que dejó de ser una cara bonita para demostrar que es un actor muy polivalente, y que cada interpretación que nos va dejando por el camino va superando a la anterior. Aquí se encarga de un asesino implacable con la frialdad por bandera, por el que llegamos a sentir hasta aprecio. La terna de secundarios incluye al ya mencionado Gandolfini, como asesino hastiado de la vida y de su "trabajo", en un papel completamente desaprovechado. Lo mismo ocurre con Richard Jenkins o Ray Liotta, con personajes que pasan casi de puntillas, menos el de Liotta. Pero sin duda, los más destacados son los que interpretan a la pareja de ladrones de pacotilla que llevan a cabo el palo en la timba, Scott McNairy y Ben Mendelsohn, realmente sublimes en su inseguridad el primero y en su patetismo el segundo.


     En definitiva, una propuesta que promete mucho y acaba ofreciendo bastante menos, con un director que se ha preocupado mucho por el aspecto visual de la cinta pero que ha descuidado el guión, tratando de que sea una crítica social, pero que se queda a medias.


LO MEJOR: Dirección estilizada, con grandes planos; Brad Pitt y los dos ladrones; la ambientación.

LO PEOR: Politización de la cinta con el trasfondo de la crisis económica; actores muy desaprovechados; diálogos inflados e insulsos; uso fallido de las canciones de la B.S.O.

LA FRASE: ¿Has matado a alguien? Lloran, suplican, llaman a sus madres. Me gusta matarlos suavemente, a distancia.

MI NOTA: 6/10


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lunes, 8 de octubre de 2012

Crítica: Warrior (2011)

FICHA TÉCNICA

Película: Warrior. Título Original: Warrior. Director: Gavin O’Connor. País: USA. Año: 2011. Género: Acción, artes marciales, drama. Intérpretes: Tom Hardy (Tommy Conlon), Joel Edgerton (Brendan Conlon), Nick Nolte (Paddy Conlon), Jennifer Morrison (Tess Conlon), Maximiliano Hernández (Colt Boyd), Frank Grillo (Frank Campana), Erik Apple (Pete Grimes). Guión: Anthony Tambakis. Producción: Gavin O’Connor y Greg O’Connor. Fotografía: Masanobu Takayanagi. Música: Mark Isham. Montaje: Sean Albertson. Diseño de producción: Daniel Leigh. Vestuario: Abigail Murray. Fecha de estreno en España: No se ha estrenado.








SINOPSIS: "Warrior" es un drama ambientado en el mundo de las artes marciales mixtas. Un veterano de Vietnam (Nolte) abandona el boxeo para trabajar en una fundición de acero. Sus graves problemas con el alcohol han destrozado a su familia, pero llega un momento en que, arrepentido, deja la bebida y decide entrenar a su hijo más joven (Tom Hardy) para que participe en un torneo de artes marciales, en el que también participa su hermano mayor (Joel Edgerton).


     Existen una serie de películas que pasan de puntillas por nuestras vidas, tan de puntillas que si no estamos atentos a su aparición pasan de largo, y este es el caso de "Warrior". Viendo el cartel y la sinopsis puede espantar a un amplio espectro de gente, que la catalogue como una película más de lucha sin ningún tipo de argumento y dirigida a adolescentes con la testosterona por las  nubes, siendo especialmente susceptibles de pensar esto aquellos que tengan fresca en la memoria otra película del mismo corte, The Fighter (2010), que sí que tuvo una promoción descomunal con la vista puesta en los Oscars, mientras que la que nos ocupa se ha movido en circuitos más pequeños. Pero el boca-oreja es caprichoso, y poco a poco va consiguiendo que se trate a la película como realmente se merece, como uno de los dramas mejor elaborados de los últimos años, con tres potentes interpretaciones.



     En "Warrior" no nos vamos a encontrar una retorcida trama, ni pretende convertirse en un ensayo concienzudo y gafapasta sobre las relaciones humanas. "Warrior" trata básicamente sobre las personas, el amor, la familia, la búsqueda de la redención, el honor y el sentimiento de culpa que nos carcome en muchos momentos de la vida, y todo enmarcado en el, poco utilizado en el cine, mundo de las artes marciales mixtas, que añaden espectacularidad a los combates y en las que subyace parte de la personalidad de los dos hermanos protagonistas. Tommy Conlon regresa a la que es su casa después de su paso como marine en Iraq, con la intención de que le entrene su padre, Paddy, un ex-alcohólico que con sus actos consiguió destrozar a su familia, para participar en un torneo que otorga cinco millones de dólares al ganador. El triángulo lo completa Brendan, padre de familia y ahogado por las deudas, que decide participar en ese mismo torneo. A través de las dos horas de película vamos conociendo las motivaciones de los personajes para tratar de alcanzar sus propios objetivos en la vida, y también retazos del pasado que arrojan luz sobre la colisión de personalidades a la que asistimos durante el metraje. No quiero contar más de lo necesario, porque la gracia está en ir descubriendo poco a poco a cada uno de los personajes, y ver cómo puede ir cambiando nuestro pensamiento sobre los mismos. Eso sí, la película está llena de todos los clichés posibles en lo que a dramas deportivos se refiere, pero no debemos caer en el error de considerar que esto afecta negativamente a la impresión que nos puede dejar. Y esto se debe a que la relación entre el trío protagonista es tan intensa que absorbe todo nuestro interés. El director, Gavin O´Connor, se centra de manera espléndida en las conversaciones que los protagonistas mantienen cara a cara, siendo especialmente intensa en la que sucede en una habitación de hotel entre Paddy y Tommy. Además, las peleas están muy bien rodadas y están llenas de emoción, por lo que el contrapunto entre momentos llenos de gran sentimentalismo y fuerza dramática y los momentos de lucha está plenamente conseguido y justificado.




     Pero la joya de la corona en esta película son, sin ninguna duda, las interpretaciones. Tom Hardy se encarga de Tommy Conlon, el hermano que vuelve de Iraq y decide participar en el campeonato a causa de una promesa. Hardy encarna a la perfección la fuerza bruta, el ver la lucha como un medio de canalizar toda la ira que ha ido acumulando con los años, y en la que tienen mucho que ver su padre y en menor medida su hermano. Joel Edgerton es Brendan, el hermano mayor, con pasado en las artes marciales mixtas pero maestro en la actualidad. Edgerton hace suyo un personaje más comedido, lejos de la ferocidad de su hermano y más centrado en su familia, pero también con mucho rencor hacia su padre. Dejo para el final la gran interpretación de Nick Nolte, que literalmente se sale, comiéndose con patatas a sus dos compañeros de función. Sus actos en el pasado terminan moldeando las personalidades de sus hijos, de ahí que busque la redención a cualquier precio.


     En definitiva, una película que ha sido injustamente tratada en lo que a su distribución en España se refiere y que merece que le demos una oportunidad, puesto que tiene mucho que ofrecer. Ofrece un amplio abanico de emociones durante su visionado, lo que supone una auténtica delicia para el espectador, dejando contentos también aquellos que buscan emoción en los combates más allá de las relaciones humanas. 

LO MEJOR: El trío protagonista; el contrapunto entre drama y combates; escenas dramáticas tremendas; descubrir estas pequeñas joyas.

LO PEOR: Que no se haya estrenado en cines; que la gente la tome como una "peli de tortas" más; final anticlimático.

MI NOTA: 9/10


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miércoles, 3 de octubre de 2012

Crítica: Total Recall (Desafío Total) (2012)

FICHA TÉCNICA

Película: Total recall (Desafío Total). Título original: Total Recall (2012). Director: Len Wiseman. País: USA. Duración: 131 min. Género: Acción, ciencia-ficción. Interpretación: Colin Farrell (Douglas Quaid), Kate Beckinsale (Lori), Jessica Biel (Melina), Bryan Cranston (Cohaagen), Bill Nighy (Matthias), John Cho (McClane). Guion: Mark Bomback y Kurt Wimmer; basado en el relato corto “Podemos recordarlo por usted al por mayor”, de Philip K. Dick. Producción: Toby Jaffe y Neal H. Moritz. Música: Harry Gregson-Williams. Fotografía: Paul Cameron. Montaje: Christian Wagner. Diseño de producción: Patrick Tatopoulos. Vestuario: Sanja Milkovic Hays. Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España.








SINOPSIS: Rekall es una empresa que puede convertir los sueños en recuerdos reales, haciendo que la frontera entre realidad y memoria se difumine. Para Douglas Quaid (Colin Farrell) la idea de hacer un viaje mental que le proporcione recuerdos de una vida como superespía puede ser la solución perfecta para contrarrestar su frustrante vida. Lo malo es que el proceso sale mal, y Quaid se convierte en un hombre perseguido por los agentes de un estado totalitario. En su huida, se asocia con una combatiente rebelde (Jessica Biel) con el fin de encontrar al cabecilla de la resistencia clandestina (Bill Nighy). Mientras el destino del mundo pende de un hilo, Quaid descubre su verdadera identidad y su verdadero destino.


     Si te planteas hacer un remake de una película cuasi de culto, asegúrate de que eres capaz de ofrecer, por lo menos, lo mismo que ofrece la original. Si no es así, corres el peligro de que tu película sea totalmente insustancial y que en principio pase desapercibida. Este es el problema de prácticamente el 100% de los remakes que se producen en Hollywood, que tienen el listón demasiado alto, y que para el espectador veterano en estas lides no ofrecen nada motivante. A pesar de que lo intento, a la hora de hacer las críticas de remakes no soy capaz de separar ambas versiones, y constantemente recurro a la comparación, algo que puede ser contraproducente. Pero es a lo que se exponen las nuevas versiones, y considero que mi crítica no sería completa si no las comparara.


     Hay que reconocer que esta nueva visión que de "Desafío Total" ha abordado Len Wiseman nos ofrece un diseño de producción realmente magnífico, especialmente en lo que se refiere a el diseño y la ambientación de los dos grandes escenarios en los que se desarrolla la película, la Federación y la Colonia, además de esa Catarata que une ambos lugares. Hasta podemos decir que hay un velado homenaje a Blade Runner (1982) en el diseño de los escenarios y en esa lluvia constante sobre luces de neón. Y, por otro lado, las escenas de acción están perfectamente rodadas, muy cercanas a eso que entendemos por set piece. Por lo tanto, no se le puede reprochar nada a esta película en lo visual, pero a la hora de ofrecer algo más que un lujosísimo envoltorio es cuando empieza a fallar la propuesta. Carece de la personalidad que tenía la original, además del gusto por la violencia explícita que tiene el director de aquella, Paul Verhoeven, por no hablar del marcado sentido del humor que impregnaba los diálogos, representados en los ácidos comentarios del Douglas Quaid de Arnold Schwarzenegger. También hay una reinterpretación de la historia principal,cambiando el mcguffin original, pero se llega a un punto en el que tanta escena de acción adrenalítica   consigue que nos olvidemos completamente del argumento y nos importe un pimiento la resolución de las andanzas del protagonista. Pero no me gustaría confundir al personal. Como película de acción funciona perfectamente, y al fin y al cabo es un buen divertimento que dejará satisfecho al que vaya al cine a desconectar dos horas.


     Como protagonista principal han elegido al errático Colin Farrell, capaz de alternar grandes papeles con interpretaciones ridículas, y que es capaz de llevar el peso de la cinta sin mostrar síntomas de agotamiento interpretativo, aunque en ocasiones nos encontremos ante un superhombre capaz de atravesar todo tipo de superficies sin sufrir daño alguno, recurso del que se abusa demasiado en la película. Construye un personaje frío con el que apenas llegamos a empatizar. El alter ego en el aspecto femenino es el personaje interpretado por Kate Beckinsale, implacable perseguidora de Quaid, y que adquiere mayor protagonismo si tomamos como referencia el mismo personaje interpretado por Sharon Stone en la versión de Verhoeven. Y el hecho de que tenga más minutos en pantalla no significa que el personaje se enriquezca. Es más, termina convirtiéndose en un ridículo contrapunto al protagonista. Completando el cupo de mujeres florero está Jessica Biel, bella presencia pero nula capacidad interpretativa, algo que nos demuestra película tras película. No se entiende que estos tres actores tengan tantos minutos en pantalla y que por el contrario se desaproveche el talento de Bryan Cranston y Bill Nighy con papeles meramente testimoniales; supongo que se deberá al tirón mediático de los primeros.


     En definitiva, una película pasable si no se compara con su antecesora, con unas correctísimas escenas de acción y, eso sí, estéticamente muy lograda. Los que crecimos con la versión de 1990 no quedaremos en absoluto satisfechos, mientras que los que no disfrutaron aquella se encontrarán ante uno más de esos productos de acción que pueblan las carteleras cada año, de fácil digestión y fácilmente olvidables.

LO MEJOR: Los secundarios; el aspecto visual.

LO PEOR: Los tres protagonistas; mucha acción sin alma; pierde con respecto a la versión de 1990; guión errático.

MI NOTA: 3/10


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