domingo, 10 de junio de 2018

Crítica: Han Solo: Una historia de Star Wars (2018)

FICHA TÉCNICA
Título: Solo: A Star Wars Story País: Estados Unidos Género: Acción, Aventura, Fantasía Duración: 135 minutos Director: Ron Howard Guión: Jonathan Kasdan, Lawrence Kasdan, basado en personajes creados por George Lucas Productores: Will Allegra, Rob Bredow, Simon Emanuel, Toby Hefferman, Jonathan Kasdan, Lawrence Kasdan, Kathleen Kennedy, Phil Lord, Christopher Miller, Allison Shearmur Música: John Powell Fotografía: Bradford Young Montaje: Pietro Scalia Intérpretes: Alden Ehrenreich, Joonas Suotamo, Woody Harrelson, Emilia Clarke, Donald Glover, Thandie Newton, Phoebe Waller-Bridge, Paul Bettany, Jon Favreau, Erin Kellyman, Linda Hunt, Ian Kenny, John Tui, Warwick Davis, Anthony Daniels, Andrew Woodall, Hal Fowler, Clint Howard, Kiran Shah Estreno en España: 24 de mayo de 2018 Calificación por edades: No recomendada para menores de 7 años


SINOPSIS: Precuela de la saga Star Wars, en la que se conocen los primeros pasos que dio el personaje de Han Solo, desde joven hasta convertirse en el contrabandista antihéroe que vimos en "Una nueva esperanza", antes de encontrarse con Luke Skywalker y Obi-Wan Kenobi en la cantina de Mos Eisley.
 
CRÍTICA: Después de la buena acogida que tuvo Rogue One: Una historia de Star Wars (2016), todos los ojos estaban puestos en el nuevo spin-off ambientado en el Universo Expandido de Star Wars, y que trataba ni más ni menos del pasado de uno de los personajes emblemáticos de la saga y de la Historia del Cine, Han Solo, noticia que los fans acogimos con una mezcla de ilusión y de escepticismo, ya que una película centrada en el contrabadista más canalla de la galaxia eran palabras mayores. Y el tiempo ha terminado dando la razón a las predicciones más pesimistas, en forma de interminables problemas durante la producción, hasta el punto de que la productora despidió a los directores iniciales, Phil Lord y Christopher Miller por desavenencias (parece que el film estaba más cerca de la comedia que de otra cosa) varias y contratando al veterano Ron Howard (Duncan,1954), que tuvo que rodar nuevas escenas y volver a grabar algunas que ya habían sido filmadas, por lo que el presupuesto inicial se disparó. Por otro lado, la elección del relativamente desconocido Alden Ehrenreich (Los Angeles, 1989) para encarnar a Solo también generó cierta controversia. Y las predicciones menos halagüeñas se están haciendo realidad, ya que doce días después de su estreno, la acogida en la taquilla mundial está siendo más bien tibia, y ya se habla de que la película va a provocar pérdidas a Disney, lo que puede hacer peligrar futuros proyectos. Pero, ¿tan mala es?



               "Han Solo: Una historia de Star Wars" no es una mala película, pero tampoco marcará una época ni colmará las expectativas de los fans más acérrimos de la saga, ya que es posible que sea la entrega de Star Wars que más se aleja del propio Universo Star Wars. Por lo pronto,y nada más empezar la película, encontramos que han desaparecido las legendarias letras de los títulos de crédito acompañadas por la mítica banda sonora de John Williams (Queens, 1932), una de  las señas de identidad de la saga. Por su parte, Lawrence Kasdan (1949, Miami), guionista de esa joya llamada El Imperio Contraataca (1980), no logra aquí elaborar un libreto con la solidez adecuada, con lo que la historia va dando bandazos y no termina de asentarse, quedando algo más parecido a un western o a una película de aventuras que a una odisea espacial, con el hándicap de que tarda bastante en arrancar y que asistamos durante la primera hora a pasajes algo aburridos, algo imperdonable para una película de estas características. Bien es cierto que se despejan algunas dudas en relación al personajes de Han Solo, como la manera en la que recibió su apellido, el momento en el que le ganó a Lando el Halcón Milenario o cómo consiguió su pistola láser, aunque en ocasiones puede parecer que su inclusión en la trama es demasiado forzada. Y, sin duda, el punto más negativo que le encuentro es que en una película basada en Han Solo, el personaje que menos interés despierta sea el propio Han. Imperdonable.


               Como ya he señalado con aterioridad, la película es bastante entretenida, y parte del mérito la tiene Ron Howard, director con muchos años de experiencia en Hollywood y que conoce perfectamente los entresijos de las grandes producciones, por lo que subirse en marcha a un proyecto ya empezado y conseguir que este no sea un absoluto desastre es digno de elogio. La escena del asalto al tren (con claras reminiscencias del western clásico) está perfectamente ejecutada en cuanto a ritmo, planos y efectos digitales, siendo de largo lo mejor de la película. Por el contrario, toda la parte del Corredor de Kessel adolece de un montaje demasiado alocado, que unido a la, en demasía, oscura fotografía de Bradford Young (Louisville, 1977), hace que nos cueste distinguir qué ocurre en pantalla. En la banda sonora se echa de menos a John Williams, pero John Powell (Londres, 1963) crea una partitura bastante aceptable, echando mano de algunas notas de la trilogía original. 

                       Una de las grandes incógnitas era ver si el joven Alden Ehrenreich había sido la elección correcta para encarnar al contrabandista, y las conclusiones son, desde mi punto de vista, contradictorias. Si vamos al cine buscando un calco de Harrison Ford (Chicago, 1942) no lo vamos a encontrar, por lo que es elogiable que el chico no se limite a hacer una mera imitación. Pero, por otro lado, no consigue el suficiente grado de carisma para que quedemos absolutamente satisfechos, pero en el global no lo hace del todo mal, aunque le falta pulir bastante el personaje. Emilia Clarke (Londres, 1986) no nos deja una interpretación tan sosa como en Juego de Tronos, y encarna a Qi´ra, el primer amor de Solo, bastante ambigua en sus intenciones. El que sí aprovecha cada minuto que aparece en pantalla es Donald Glover (California, 1983), que interpreta a Lando Calrissian, contrabandista y propietario del Halcón Milenario, y que acaba robándole todos los planos a sus compañeros de reparto, junto con su androide feminista, L3-37 Woody Harrelson (Texas, 1961), es Beckett, algo así como el mentor de Han Solo, y aporta veteranía y saber hacer a un joven elenco de actores.

                     En definitiva, una película entretenida, técnicamente competente y con un par de buenos momentos, pero que deja la sensación de que podría haber sido más de lo que finalmente nos ha ofrecido, posiblemente resultado de los innumerables problemas que ha sufrido durante la producción, además de un guión que adolece falta de solidez. El actor protagonista no termina de disipar las dudas que generó su elección, pero se esfuerza por agradar, aunque nos cueste encontrar algo de Han Solo en su interpretación. A día de hoy el público está dando la espalda a la película y la taquilla se está resintiendo, lo que hace peligrar futuras secuelas.

NOTA: 6/10 

domingo, 3 de junio de 2018

Crítica: Deadpool 2 (2018)

FICHA TÉCNICA
Título: Deadpool 2 País: Estados Unidos Género: Acción, Aventura, Comedia Duración: 119 minutos Director: David Leitch Guión: Rhett Reese, Paul Wernick, Ryan Reynolds Productores: Stan Lee, Kelly McCormick, Rhett Reese, Ethan Smith, Ryan Reynolds, Ethan Smith, Paul Wernick Música: Tyler Bates Fotografía: Jonathan Sela Montaje: Craig Alpert, Michael McCusker, Elísabet Ronaldsdóttir, Dirk Westervelt Intérpretes: Ryan Reynolds, Josh Brolin, Morena Baccarin, Julian Dennison, Zazie Beetz, T.J Miller, Leslie Uggams, Karan Soni, Brianna Hildebrand, Jack Kesy, Eddie Marsan, Shioli Kutsuna, Rob Delaney, Lewis Tan, Bill Skarsgard, Terry Crews, Robert Maillet, Randal Reeder, Nikolai Witschl Calificación por edades: No recomendada para menores de 18 años Estreno en España: 18 de mayo de 2018



SINOPSIS: Tras sobrevivir a un ataque bovino casi mortal, un desfigurado cocinero (Wade Wilson) lucha por cumplir su sueño de convertirse en el camarero buenorro de First Dates mientras aprende a arreglárselas después de perder el sentido del gusto. Buscando algo picante en su vida (y también un condensador de fluzo), Wade deberá luchar contra ninjas, yakuzas y una manada de canes sexualmente agresivos mientras viaja alrededor del mundo para descubrir la importancia de la familia, la amistad y el sabor, encontrando un nuevo gusto por la aventura y ganándose la codiciada taza de "Mejor Amante del Mundo".

CRÍTICA: Semanas después del estreno de la que, posiblemente, es la película definitiva de superhéroes, "Avengers; Infinity War" (2018), llega a nuestras pantallas la secuela de la que, posiblemente, sea la película más cachonda, salvaje e irreverente sobre superhéroes. Deadpool (2016) fue un auténtico sorpresón, que reescribió las líneas tradicionales del género de superhéroes y fijó sus miras en otro tipo de audiencia más adulta, ofreciéndoles grandes dosis de violencia, palabrotas por doquier y un estilo totalmente rompedor que se alejaba sobremanera de lo políticamente correcto. Todo ello, unido a una recaudación más que suculenta, auguraba una continuación que ha tardado dos años en llegar, esta vez dirigida por David Leitch, cuyo anterior película, Atómica (2017), dejó un muy buen sabor de boca y situó a Leitch en la terna de futuribles nombres a tener en cuenta en el cine de acción. Siguiendo la máxima de que "aquello que funciona, no lo toques", apuesta por una línea continuista respecto a la primera entrega, multiplicando por 10 todo lo que nos ofrecía "Deadpool", sin arriesgar lo más mínimo a la hora de innovar, lo que hace que la continuación no goce de la frescura que aportaba el original pero sí que siga funcionando como propuesta macarra, desbordando violencia por los cuatro costados y acumulando referencias a la "cultura pop" de todo tipo a un ritmo desenfrenado.


                     Mientras Wade Wilson (AKA Deadpool) sigue lidiando con su historia de amor con Vanessa y su problemilla con la inmortalidad, aparece en escena Cable, que busca incesantemente a un niño mutante para acabar con él. Para enfrentarse a esta amenaza, Deadpool decide reunir a un grupo de superhéroes y....No se puede decir más de la trama porque lo mejor es descubrirla por uno mismo para mantener el factor sorpresa intacto. A partir de ahí, "Deadpool 2" explota hasta la saciedad la fórmula que tan buen resultado le ofreció en la primera parte, acumulando chistes en cada fotograma, dirigidos a todo lo imaginable, y tomando como referencia películas, cómics, música... No salen demasiado bien librados los X-Men, y, especialmente, Linterna Verde (2011), una película que bien pudo ser el punto final a la carrera de Ryan Reynolds y que despedaza sin piedad constantemente. Es por ello que la película roza peligrosamente la autocomplacencia en ocasiones, y ello puede provocar que la saturación de chistes llegue a agotar al espectador.


                      Por lo tanto, "Deadpool 2" puede ser considerada como una comedia disfrazada de película de superhéroes, en la que no faltan un par de contrapuntos dramáticos que no están demasiado bien llevados, y que provocan cierto parón en el ritmo de un metraje completamente desenfrenado. Es cierto que la figura de Deadpool, su pasado y sus circunstancias, están rodeados de un halo trágico que en la primera parte estaba más justificado, mientras que en esta ocasión parece demasiado forzado. La parte orientada al cine de superhéroes nos deja un par de buenas escenas de acción que justifican el aumento de presupuesto en la secuela, especialmente la persecución por la ciudad, además de toda la parte en la que Deadpool monta su particular grupo de superhéroes, desternillante hasta la lágrima. 


                 La auténtica estrella de la función es Deadpool, personaje que Ryan Reynolds (Vancouver, 1976) ha hecho completamente suyo, proporcionándole un carisma arrebatador y que hace que disfrutemos de todos y cada uno de los minutos que aparece en pantalla. Como contrapunto al Mercenario Bocazas hace su aparición Cable, encarnado por Josh Brolin (Santa Mónica, 1968), que parece haberle cogido el gustillo a esto de aparecer en las películas Marvel, y que aporta presencia física y gravedad a su personaje, destacando en la escena de la prisión. Otra aparición destacable es la de Domino, con los rasgos de Zazie Beetz, integrante del grupo que monta Deadpool y que nos muestra sus poderes en un buen plano-secuencia. Julian Denison (Wellington, 2002) es Firefist, el niño mutante que es el detonante de la trama, el objetivo de Cable.

                    En definitiva, una continuación que en vez de arriesgar y explorar nuevos horizontes se limita a utilizar la misma fórmula, pero elevada al cuadrado, algo que no es negativo, ya que es evidente que sigue funcionando. Aquellos que disfrutaron con la primera parte harán lo propio con "Deadpool 2", ya que saben perfectamente lo que se van a encontrar: mucha violencia explícita, lenguaje soez y chistes sin ningún tipo de medida. Vamos, lo que viene siendo una gozada. Especial atención merecen las escenas post-créditos, una realmente súblime y que hace que te vayas del cine con una sonrisa. 

NOTA: 9/10