viernes, 27 de octubre de 2017

Crítica: El muñeco de nieve (2017)

FICHA TÉCNICA
Título: The Snowman País: Reino Unido, Estados Unidos, Suecia Género: Crimen, Drama, Horror, Thriller Duración: 119 minutos Director: Tomas Alfredson Guión: Hossein Amini, Peter Straughan, Soren Sveistrup, basado en la novela de Jo Nesbo Productores: Tomas Alfredson, Tim Bevan, Jo Nesbo, Martin Scorsese, Amelia Granger, Liza Chasin Música: Marco Beltrami Fotografía: Dion Beebe Montaje: Thelma Schoonmaker, Claire Simpson Intérpretes: Michael Fassbender, Rebecca Ferguson, Val Kilmer, Charlotte Gainsbourg, J.K. Simmons, James D´Arcy, Toby Jones, David Dencik, Chloë Sevigny, Jamie Clayton, Ronan Vibert, Jonas Karlsson, Sofia Helin, Jakob Oftebro Estreno en España: 12 de octubre de 2017 Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años




SINOPSIS: Al investigar la desaparición de una víctima durante la primera nevada del invierno, el detective de una brigada de investigación de élite (Michael Fassbender) empieza a sospechar que un asesino en serie vuelve a estar activo. Con la ayuda de una brillante y perspicaz agente (Rebecca Ferguson) el policía encajará las piezas del rompecabezas a partir de antiguos casos sin resolver para conectarlos con el último brutal acontecimiento y así adelantarse al cruel asesino que volverá a actuar, antes de la próxima nevada.

CRÍTICALa irrupción en nuestro país de la saga "Millenium", escrita por Stieg Larssen, marcó el inicio de la imparable hegemonía que la novela negra escandinava ostenta desde hace ya varios años en el mercado literario patrio, aglutinando nombres tan conocidos como Camilla Lackberg, Asa Larsson o Jo Nesbo, el autor del libro en el que se basa la película que nos ocupa en la crítica de hoy. Todas ellas suelen seguir un guión bastante marcado, y presentan una serie de características comunes, siendo las más reseñables su localización en paisajes muy definidos, una crítica palpable y directa a la corrupción presente en todos los estamentos del sistema, personajes con profundos dilemas morales, una violencia bastante explícita en ocasiones y el recurso de entremezclar pasado y presente en sus tramas. Era inevitable que un filón de semejantes características resultara un caramelo demasiado goloso para las ávidas fauces del séptimo arte, y ahora le ha tocado el turno a "El muñeco de nieve". No he leído la novela, por lo que me resulta imposible establecer una relación entre la misma y su adaptación al cine. Y he de decir que me he encontrado una película que en rasgos generales me ha dejado tan frío como los parajes en los que se desarrolla. Más detalles después de la foto...

                                     
                            Una historia interesante, un reparto de lujo y un director que había dado sobradas muestras de su buen hacer parecen mimbres suficientes para ofrecer un producto notable, pero todo se desmorona sin sentido como un castillo de naipes, para sorpresa del incrédulo espectador. Lo más sangrante del asunto es que la cosa empieza bien, las bases sobre las que se sustenta la película están correctamente construidas y el interés por ver qué sucede va creciendo. Entonces, ¿qué falla en "El muñeco de nieve"? En primer lugar un montaje confuso, resultado de un cruce de tramas que no está bien llevado y que provoca un colapso mental en el espectador incapaz de atar cabos y que acaba perdiéndose en una maraña de escenas en las que no sabe muy bien si la acción está en el presente o en el pasado. El director de la cinta alega que el resultado final no es el esperado, que no le dejaron hacer su película, dando explicación al hecho de que sí parezca que se ha metido la tijera en la sala de montaje, con la mala suerte de que han prescindido de partes de la película que seguramente constituían un nexo de unión importante.


                                 Otro aspecto que lastra el resultado final es el hecho de que aparecen multitud de personajes secundarios que provocan en el espectador la sensación de que están de relleno y no aportan nada a la trama, aumentando la sensación de confusión, a la par que los personajes principales no terminan de echarse la historia sobre sus espaldas totalmente, desperdiciando de esta manera un reparto de campanillas. Michael Fassbender (Heidelberg, 1977), que encarna al detective Harry Hole, y Rebecca Ferguson (Suecia, 1983), como su compañera en la investigación, navegan a la deriva y ofrecen una actuación carente de alma, en piloto automático, sepultados bajo la mediocridad del guión. 

                                  En definitiva, una película que finalmente no hace justicia a lo mostrado en los diferentes trailers, que acusa un montaje caótico y un guión deficiente, algo que unido a unos personajes en su mayoría planos deja una materia prima excelente en algo totalmente desaprovechado. El apartado técnico sí brilla, ofreciendo el director de fotografía unos paisajes bellísimos y propiciando una atmósfera gélida, acorde al desarrollo de la historia. Algunos buenos planos y una banda sonora correcta salvan al conjunto del desastre absoluto. Tendremos que leer la novela...


NOTA: 4/10 

     

viernes, 6 de octubre de 2017

Crítica: Kingsman: El círculo de oro (2017)

FICHA TÉCNICA
Título: Kingsman: The Golden Circle País: Reino Unido, Estados Unidos Género: Acción, Aventura, Comedia Duración: 141 minutos Director: Matthew Vaughn Guión: Jane Goldman, Matthew Vaughn, basado en los cómics de Mark Millar y Dave Gibbons Productores: Adam Bohling, David Reid, Matthew Vaughn, Dave Gibbons, Mark Millar Música: Henry Jackman, Matthew Margeson Fotografía: George Richmond Montaje: Eddie Hamilton Intérpretes: Taron Egerton, Edward Holcroft, Mark Strong, Julianne Moore, Colin Firth, Michael Gambon, Channing Tatum, Halle Berry, Pedro Pascal, Jeff Bridges, Elton John, Bruce Greenwood, Emily Watson, Hanna Alström, Gordon Alexander, Sophie Cookson, Björn Granath Estreno en España: 22 de septiembre de 2017 Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años



SINOPSIS: Cuando el cuartel general de la agencia secreta es destruido, se descubre una organización de espionaje aliada en EE.UU. llamada Statesman, cuyo origen se remonta a la fecha en que ambas fueron fundadas. En una nueva aventura que pone a prueba la fuerza y el ingenio de sus agentes, ambas organizaciones secretas de élite aúnan sus esfuerzos para intentar derrotar a su enemigo común y salvar al mundo... algo que está convirtiéndose en una especie de hábito para Eggsy.

CRÍTICA: El cine de espías sufría de un creciente encorsetamiento, generando películas cortadas por el mismo patrón, siendo las sagas de Jason Bourne y James Bond los exponentes por excelencia del género, presentando a personajes con un pasado difuso y enredados en dilemas existenciales. Es por ello que Kingsman: Servicio Secreto (2014), basada en el cómic de Mark Millar y Dave Gibbons vino a proponer algo diferente, fresco y original, demostrando que las películas de espías, sin caer en lo autoparódico, pueden funcionar igual de bien cuando se enfocan al gamberrismo y al exceso. El director, Matthew Vaughn (Londres, 1971), vuelve tres años después con una secuela que acaba fagocitada por su propio estilo, en la que ha apostado por ofrecer más de todo, perdiendo el factor sorpresa que supuso la primera entrega, ofreciendo una película con un metraje excesivo que provoca que el guión avance a trompicones y que nos deje la sensación de estar descolocados, y con la creciente inseguridad de que la tercera entrega puede terminar por enterrar una saga que apuntaba muy alto.



                     La principal novedad de "Kingsman: El círculo de oro" respecto a su predecesora es la aparición en escena de los Statesman, los "primos americanos" (como bien dice uno de los personajes) de los espías británicos. Partiendo de esta simple premisa, Vaughn apuesta por sobredimensionar lo ofrecido en la película anterior, dando más acción, más humor, más personajes, en definitiva, más de todo, algo que no siempre termina siendo positivo, ya que puede agotar al espectador, atónito ante tal bombardeo de estímulos. Las escenas de acción que tan bien funcionaron en la primera entrega, aquí pueden generar cierta confusión, ya que abusan del CGI, dejando de lado ese aire artesanal que posibilitaba el hecho de que todo no pareciera un producto de diseño, que los FX estaban al servicio de la película y no al revés, lo que no quita que algunas de ellas estén magníficamente rodadas en lo que al ritmo y ubicación de las cámaras se refiere. El problema de afrontar una película con un metraje de casi dos horas y media es cuidar al máximo los tiempos muertos, sin dar la sensación de que algunas escenas están de relleno, y eso termina sucediendo con la relación romántica de Eggsy con la princesa sueca. No funciona, no aporta nada a la trama (salvo las notas de humor que suponen el hecho de que el espía deba conocer a los padres de su prometida, los Reyes de Suecia) y termina por romper el ritmo conseguido.

        
                     El reparto es apabullante en cuestión de nombres, corriendo el riesgo de que algunos personajes tengan menos peso del que parece en un principio. Es el caso de Jeff Bridges (Los Ángeles, 1949), Channing Tatum (Cullman, 1980) y Halle Berry (Cleveland, 1966), todos ellos miembros de los Statesman y cuya aparición es prácticamente testimonial, si bien Berry aparece algo más. Pedro Pascal (Santiago de Chile, 1975) está experimentando un meteórico ascenso en su carrera, gracias a su participación en Juego de Tronos y Narcos, y es el que más protagonismo acumula de entre todos los Statesman. Taron Egerton (Birkenhead, 1989) vuelve a encarnar a Eggsy, el chico de los bajos fondos londinenses que se transforma en espía por obra y gracia de Harry Hart, que cuenta con los rasgos de Colin Firth (Grayshott, 1960), siempre una estimulante presencia en cualquier película, aunque en esta ocasión echemos en falta mayor interactuación entre ambos. Para encarnar al villano de la historia se ha apostado por el continuismo, ofreciendo un personaje histriónico, megalómano y con un gusto exagerado por la violencia. Si en aquella ocasión fue el Valentine de Samuel L. Jackson (Washington, 1948) el que hacía la vida imposible a los protagonistas, aquí tenemos a Julianne Moore (Fayetteville, 1960), que se marca una interpretación muy alejada de lo que nos tiene acostumbrados, dejando claro que se ha divertido en el rodaje.  


               En definitiva, una película que apuesta por el continuismo hipervitaminado, ofreciendo lo que ya destacaba en la primera entrega, pero multiplicado por dos. No me entendáis mal, "Kingsman: El círculo de oro" es una película entretenida (salvando los puntos muertos ya comentados con anterioridad), gamberra, con buenas escenas de acción (aunque abusen demasiado del GCI) y con un desfile de caras conocidas para el gran público. Su principal hándicap es que no sorprende, por lo que la vía elegida ha sido la saturación, algo que puede influir negativamente en la percepción por parte del espectador del conjunto final, máxime cuando la primera parte es tan disfrutable.


NOTA: 7/10