miércoles, 25 de enero de 2012

El escorpión y la rana...

DRIVE (2011)

Dirigida por Nicolas Winding Refn



Durante el día, Driver trabaja en un taller y es conductor especialista de cine, pero, algunas noches de forma esporádica, trabaja como chófer para delincuentes, su mentor y jefe, que conoce bien su talento al volante, le busca directores de cine y televisión o criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero el mundo de Driver cambia el día en que conoce a Irene, una guapa vecina que tiene un hijo pequeño y a su marido en la cárcel. Driver no es consciente de que este encuentro va a poner su mundo patas arriba...     

Una de las normas no escritas del cine y que intento seguir a rajatabla siempre que puedo es ir a ver las películas sin saber absolutamente nada de ellas, cosa harto difícil debido al bombardeo constante en forma de trailers, reseñas en revistas o en cualquier otro medio de comunicación.


Con Drive lo he conseguido y me he encontrado con un auténtico peliculón, disfrutable 100% pero no apto para consumidores de cine palomitero, ya que el que piense que va a ir a ver un típico producto hollywoodiense de acción (ojo, la tiene, en su justísima medida) va a perder el tiempo, ya que acabará pensando que es lenta, pretenciosa y demasiado almibarada en ocasiones...

Es difícil enmarcar esta película en un género en concreto, ya que se mueve entre el cine noir, el thriller, e incluso cierto tono tarantinesco en el uso de la violencia explícita... sin olvidar toques de drama y romance. En definitiva, un batiburrillo de géneros muy bien llevado y que sin duda enriquece la experiencia, algo loable, ya que el director se la ha jugado y le ha salido todo redondo. Y esto lo consigue con una dirección magnífica, un uso del encuadre estupendo y un ritmo que va in crescendo, empezando en primera y terminando en sexta a toda velocidad...

Pero el peso de la película lo lleva Driver (no llegamos a saber el nombre real del protagonista), brillantemente interpretado por Ryan Gosling, actor todoterreno que suele seleccionar muy bien sus papeles, y que ya me sorprendiera en la muy destacable Half Nelson (2006). Confecciona un personaje muy rico en matices, que transmite más con lo que calla que con lo que dice, un tipo taciturno, introvertido, del que no sabemos absolutamente nada, ni su pasado, ni sus motivaciones, ya que lo primero que transmite es una frialdad absoluta, cuya vida da un vuelco al conocer a Irene, tanto que decide pasar a la acción cuando es necesario. Y ahí radica el giro magistral en esta gran interpretación. No seguiré contando para no estropear nada a todos aquellos que vayan a verla, pero la evolución del personaje es brutal. Tal despliegue interpretativo deja en un cierto segundo plano a los compañeros de reparto; una Carey Mulligan, con esa eterna cara de pena que tiene en todas y cada una de las películas que hace, cuyo personaje es en parte culpable del cambio que se produce en Driver; un Albert Brooks que sí encaja perfectamente como frío villano de la función; un Bryan Cranston que siempre me ha parecido un gran actor y que ha empezado a ser reconocido desde que interpreta al protagonista de Breaking Bad (2008); y finalmente Ron Perlman en un corto pero intenso papel de macarra.



Reconozco que Drive no será plato de buen gusto para todos los paladares. Pueden resultar extrañas mil cosas en esta película, como la BSO, brillante pero a ratos desconcertante por su poco sentido en relación a las imágenes que acompaña; como esos largos silencios que acompañan algunas de las conversaciones de los personajes; ese ambiente retro, que a veces te hace parecer que estás viendo una película ochentera...Y que es indudablemente una película triste, que transmite desasosiego, que cuando parece que la luz aparece en la vida del personaje te borra la ilusión de un plumazo, o de un volantazo, si nos ceñimos al ambiente de la película. Todo esto conforma un plato difícil de digerir, pero del que si aguantas el primer bocado todo lo demás se convierte en un manjar placentero.

"Un escorpión le pidió un día a un rana que le ayudara a cruzar el río. Al principio, la rana desconfió temiendo la picadura del escorpión, pero luego pensó que, puesto que los dos tenían mucho que perder si le picaba, no había razón para no acceder a su petición. Así que el escorpión se montó sobre el lomo de la rana y está comenzó a cruzar el río. A medio camino, el escorpión le asestó a la rana un aguijonazo letal. La rana se sorprendió y el escorpión se limitó a decir poco antes de morir ambos: Lo siento, no he tenido elección: está en mi naturaleza"

(Esopo)


Mi nota: 9/10

Lo mejor: TODO

Lo peor: QUE NO TODOS SEPAN APRECIARLA


                                                 
                                       



3 comentarios:

  1. ¿Y para cuándo un blog de series? Que ahí también tienes muchas cosas que aportar cuñado!!!

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  2. A mi, personalmente, no ha sido una de las películas que más me han gustado. Los diálogos me ponían muy nerviosa..., muy lentos.

    El protagonista hace un papelón, eso no lo discuto, ahora bien, le podían haber puesto otra cazadora un poco más bonica... XDDD

    En cuanto a la historia, pues sí, está bien. El principio un poco raro. El tío tiene una sangre fría...

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  3. Tengo pensado hablar de alguna que otra serie en este blog. De momento no puedo dedicarle el tiempo que me gustaría, pero pronto iré haciendo las entradas menos espaciadas en el tiempo.

    En cuanto a "Drive", ya he comentado que es de esas películas con las que tienes que conectar desde el principio, ya que su desarrollo no es el tradicional. Si no te atrapa desde un primer momento es bastante difícil reengancharse transcurrida la mitad del metraje. Me encantó la música,me encantó ese personaje misterioso del que no sabes nada sobre su pasado, qué circunstancias le han puesto donde está; por supuesto me encantaron los momentos en los que se desata, pura frialdad que choca con lo que hemos visto de él hasta el momento...No sé, salí del cine diciendo...¡¡¡menuda pasada!!!, con la sensación de haber visto una grandísima película que supongo que se convertirá de culto con el tiempo.

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