jueves, 23 de agosto de 2012

Crítica: El legado de Bourne (2012)

FICHA TÉCNICA

Película: El legado de Bourne. Título original: The Bourne legacy. Dirección: Tony Gilroy. País: USA. Año: 2012. Duración: 135 min. Género: Acción, thriller. Intérpretes: Jeremy Renner (Aaron Cross), Rachel Weisz (Dra. Marta Shearing), Edward Norton (coronel Eric Byer), Joan Allen (Pamela Landy), Albert Finney (Dr. Albert Hirsch), Oscar Isaac (Nº 3), Stacy Keach  (almirante Turso), Scott Glenn (Ezra Kramer), David Strathairn (Noah Vosen), Donna Murphy (Dita). Guión: Tony Gilroy y Dan Gilroy; basado en la novela de Eric van Lustbader, inspirada a su vez en los personajes creados por Robert Ludlum. Producción: Patrick Crowley, Frank Marshall, Ben Smith y Jeffrey M. Weiner. Música: James Newton Howard. Fotografía: Robert Elswit. Montaje: John Gilroy. Diseño de producción: Kevin Thompson. Vestuario: Shay Cunliffe. Distribuidora: Universal Pictures International Spain.




SINOPSIS: Aaron Cross es creado por el programa Outcome. Los agentes de este programa no han sido diseñados para asesinar, sino para funcionar en solitario en misiones altamente arriesgadas, sin embargo el programa Outcome se convierte en un peligro cuando la historia de Bourne pasa al dominio público.


     Aterriza desde Hollywood el enésimo spin-off de una saga de éxito, siendo el turno esta vez de las aventuras del agente amnésico Jason Bourne, interpretado por Matt Damon. Había que seguir explotando la gallina de los huevos de oro, y ante la negativa del actor y del director de las dos últimas entregas de la trilogía, Paul Greengrass, a seguir con la serie de películas, los responsables decidieron dar un giro radical y sacarse de la manga un nuevo personaje,evidentemente sin obviar las referencias a Bourne. Pues bien, este aspecto es el que provoca que "El legado de Bourne" nunca llegue a tener una identidad propia y consiga desmarcarse de la trilogía que la precede. Es más, creo que estamos ante una de esas películas en las que el mismo título lastra todas las posibilidades de que la historia adquiera sus propias señas de identidad y funcione como película independiente del universo al que pertenece. A pesar de esa primera escena en la que Jason Bourne entrega el testigo de manera figurada a Aaron Cross, el fantasma del primero sobrevuela cada una de las acciones y cada uno de los diálogos de esta película., haciendo muy difícil conseguir la independencia narrativa. Si eres un apasionado de la saga, esta película va a suponer una difícil digestión, porque va a ser muy complicado suprimir el deseo de compararlas; si por contra te dan igual las tres primeras películas y solo buscas entretenimiento, esta puede ser tu opción. Yo soy de los primeros, así que la película no me ha dejado del todo satisfecho. Como siempre, trataremos de analizar las luces y las sombras de "El legado de Bourne".


     Lo que en la trilogía original era una historia muy bien hilada con multitud de recovecos en el que acompañabamos a Jason Bourne en su lucha por recuperar su propia identidad se convierte aquí en un juego de supervivencia puro y duro, en el que Aaron Cross no alcanza las cotas de paranoia y desorientación de Bourne. Vuelvo a repetir que las constantes referencias al primero impiden que nos centremos únicamente en las andanzas de Cross, y que nuestra curiosidad nos empuje a tratar de saber más sobre lo que le ha ocurrido a Bourne. El hecho de que desfilen uno detrás de otro casi todos los personajes de la trilogía original no hace nada más que cubrir el producto con el velo de la confusión, saturándonos de información que en esos momentos puede resultar hasta irrelevante. Es incomprensible que el director de esta película, Tony Gilroy, que ha sido el encargado de los guiones de las tres películas anteriores, nos ofrezca en esta un libreto tan descafeinado y sin la fuerza de sus predecesoras. Por otro lado, la gestión de las escenas de acción es totalmente arrítmica, ya que al acabar la película uno tiene la sensación de que faltan escenas adrenalíticas y que las hay se desarrollan de un modo atropellado. Otro punto negativo es el anticlimático final, un aunténtico coitus interruptus, ya que cuando parece que la cosa coge carrerilla y uno se está frotando las manos, la película ¡¡¡se acaba!!!, con la consiguiente cara en el espectador de...¿ya está?






     En su favor decir que tiene un acabado formal impecable, y que Tony Gilroy dirige con oficio las escenas de acción, además de moverse de manera impecable a través de todos los tejemanejes conspirativos que se cuecen en las altas esferas gubernamentales de los EEUU (la idea del agente secreto modificado genéticamente para aumentar sus capacidades, aunque muy vista, sigue siendo atractiva), como ya demostró en sus anteriores películas como director, Michael Clayton (2007) y Duplicity (2009), y en el guión de La sombra del poder (2009).Si se hubiera dejado de referencias a Bourne y se hubiera centrado en desarrollar la historia de Cross exclusivamente supongo que el resultado hubiera sido bien distinto, así qie nos quedaremos con esa duda. Además, dos escenas brillan especialmente: la que se desarrolla en el laboratorio, desbordando una frialdad escalofriante y totalmente alejada del frenesí de la persecución final y aquella que se desarrolla en casa de la doctora Shearing. Por sí solas merecen el visionado de la película.


     Difícil papeleta la de Jeremy Renner al meterse en la piel de un personaje que debe lidiar con uno que se ha convertido en una referencia icónica en lo que a películas de espionaje-acción se refiere. Construye un Aaron Cross más físico que su predecesor, más frío en sus actos y sin una verdadera motivación. Sale bien parado del reto, demostrando que puede dar el callo tanto en escenas de acción como en escenas dramáticas. Como partenaire de Renner han elegido a una actriz por la que siento una especial predilección, Rachel Weisz, que encarna a la doctora Marta Shearing, encargada de las revisiones periódicas de Aaron Cross y la única persona que puede ayudar al protagonista en su periplo. Se trata de una actriz especialmente dotada para el drama, como ya demostró en la fantástica El jardinero fiel (2005). El que sale peor parado en el triunvirato de protagonistas es Edward Norton, que no sabe dotar a su personaje de la mala uva y la frialdad necesarias, aunque tengamos claro que es el que debe tomar las decisiones más drásticas, aunque supongan bajas inocentes.


     En definitiva, una película que funcionaría perfectamente si la sombra de Jason Bourne no se cerniera constantemente sobre ella, estableciendo de manera involuntaria conexiones que solo arrojan ciertas dosis de confusión. Aún así, su visionado no supone una pérdida de tiempo, ya que por lo menos está realizada con oficio y supone un agradable divertimento con el que desconectar un par de horas.

LO MEJOR: Su atmósfera conspirativa; Rachel Weisz; la escena del laboratorio; la persecución.

LO PEOR: Que sale mal parada de la constante comparación con la saga de Bourne; pocas escenas de acción; el final, que viene de sopetón.

MI NOTA: 6/10

                                             TRAILER

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