lunes, 17 de diciembre de 2012

Crítica: Golpe de efecto (2012)

FICHA TÉCNICA
Película: Golpe de efecto. Título original: Trouble with the curve. Director: Robert Lorenz. País: USA. Año: 2012. Duración: 111 min. Género: Drama. Interpretación: Clint Eastwood (Gus Lobel), Amy Adams (Mickey Lobel), Justin Timberlake (Johnny), John Goodman (Pete Klein), Matthew Lillard  (Phillip Sanderson), Robert Patrick (Vince), Joe Massingill (Bo Gentry), Scott Eastwood (Billy Clark). George Wyner (Rosenbloom).Bob Gunton (Watson). Ed Lauter (Max). Guión: Randy Brown. Producción: Clint Eastwood, Robert Lorenz y Michelle Weisler. Música: Marco Beltrami. Fotografía: Tom Stern. Montaje: Joel Cox y Gary Roach. Diseño de producción: James J. Murakami. Vestuario: Deborah Hopper. Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España.


SINOPSIS: Un veterano ojeador de béisbol de edad avanzada (Clint Eastwood), que está perdiendo poco a poco la vista, viaja con su hija (Amy Adams) hasta Atlanta para observar a un joven talento. Las relaciones entre padre e hija son bastante conflictivas.


     Hace cuatro años, cuando dirigió y protagonizó Gran Torino (2008), Clint Eastwood afirmó que se retiraba de la interpretación porque ya no tenía nada más que ofrecer como actor. La verdad es que para el cinéfilo supuso un motivo de tristeza, ya que se retiraba uno de los actores con más presencia y carisma en pantalla de la historia del cine, y como despedida nos brindó otro de sus memorables personajes, el magnífico Walt Kowalski. Por circunstancias del destino, parece que el bueno de Clint, como otros ilustres actores que también anunciaron su retirada prematura, se lo pensó mejor y decidió aparecer en la película que dirige uno de sus habituales ayudantes tanto en la producción como en la dirección, Robert Lorenz. Y por ello, los que veneramos el trabajo tanto delante como detrás de las cámaras de este brillante octogenario (82 primaveras le contemplan) estamos de enhorabuena, porque siempre es un placer volver a disfrutar de su actuación.




     Por todos es bien sabido el gusto que tienen en Hollywood por los dramas deportivos (de hecho hace poco se estrenó otra película de temática parecida, Moneyball: Rompiendo las reglas (2011)), por lo que el baseball (deporte que ni entiendo ni entenderé) se convierte en el telón de fondo de una historia sobre un ojeador de baseball que poco a poco está perdiendo la visión y que recibe un último encargo, el que puede llevarle irremediablamente a la jubilación o suponer un espaldarazo a su carrera. Para ayudarle en ese trabajo tiene a su hija, con la que mantiene una relación bastante distante en la que parece que tienen poco que decirse. Evidentemente, el viaje que emprenden juntos tendrá algo de redención y de recuperación del tiempo perdido. Nos encontramos ante un film sin pretensiones, amable y que sigue al dedillo la hoja de ruta para dramas familiares con unas gotas de comedia, por lo que no podemos esperar algo novedoso o que pueda llegar a sorprendernos, únicamente una película agradable a la vista y de fácil digestión, con el tema de cómo afrontar la vejez y si uno debe dejar a tiempo lo que está haciendo como telón de fondo. Para ello, Robert Lorenz nos ofrece una dirección muy similar a de su mentor, evidentemente sin el punto de calidad de Eastwood pero muy clásica.



     Lo que si ha conseguido el director es que exista una gran química entre los tres protagonistas. Clint Eastwood nos ofrece uno de esos papeles que tanto le gusta últimamente, el de gruñón solitario enfadado con el mundo al que tienen que abrir los ojos para que reaccione y deje de creerse el ombligo del mundo. Se puede considerar el papel como una extensión del que encarnó en "Gran Torino". Para interpretar a su hija han elegido a Amy Adams, actriz en alza que espera que su intervención en la nueva película de Supermán le de el espaldarazo definitivo hacia la fama. Aquí aguanta muy bien las escenas con Eastwood, hasta el punto de que llega a robarle algunas. Por último, he de reconocer el aceptable trabajo que realiza un actor al que ya he dado algún que otro palo en este blog, y no es otro que Justin Timberlake, cuya presencia no es ni mucho menos molesta y que se erige en contrapunto perfecto para padre e hija. Con un papel más secundario tenemos al últimamente pluriempleado John Goodman.


     En definitiva, una película sin pretensiones, de agradable visualización y con la que pasar un buen rato, teniendo en cuenta que `puede ser la última interpretación de Clint Eastwood, bien secundado por Amy Adams y Justin Timberlake.


LO MEJOR: Ver de nuevo a Clint Eastwood delante de las cámaras; buen reparto;no es aburrida.

LO PEOR: Poco arriesgada en su propuesta; no perdura en la retina.

MI NOTA: 6/10

LA FRASE: "Venga, tú puedes".


                                                                TRAILER

                                

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