martes, 4 de diciembre de 2012

Crítica: El ladrón de palabras (2012)

FICHA TÉCNICA

Película: El ladrón de palabras. Título original: The words. Dirección y guión: Brian Klugman y Lee Sternthal. País: USA. Año: 2012. Duración: 107 min. Género: Drama, romance. Intérpretes: Bradley Cooper (Rory Jansen), Jeremy Irons (anciano), Dennis Quaid (Clay Hammond), Olivia Wilde (Daniella), Zoë Saldana (Dora Jansen), J.K. Simmons (Sr. Jansen), Nora Arnezeder (Celia), Ben Barnes (joven), Michael McKean (Nelson), Zeljko Ivanek (Joseph Cutler), Ron Rifkin (Timothy Epstein). Producción: Michael Benaroya, Tatiana Kelly y James M. Young. Música: Marcelo Zarvos. Fotografía: Antonio Calvache. Montaje: Leslie Jones. Diseño de producción: Michèle Laliberté. Vestuario: Simonetta Mariano. Distribuidora: DeAPlaneta.



SINOPSIS: Un escritor de éxito lee su nueva novela ante una multitud de entregados admiradores. En ella se narra la historia de un escritor fracasado que tiene la fortuna de encontrar un manuscrito. Lo publica como suyo y obtiene un éxito espectacular que lo convierte en uno de los mejores escritores de su tiempo.


     La primera película que nos viene a la mente al ver "El ladrón de palabras" es The Hours (2002), ya que ambas comparten temática y estructura, aunque el resultado final es diferente. Nos encontramos ante la primera y arriesgada propuesta como directores de Lee Sternthal y Brian Klugman, autores también del libreto de la película. Y digo arriesgada porque la estructura de la misma se asemeja a un circo de cinco pistas, en el que el guión hace malabarismos con tres historias a la vez, una dentro de otra y donde llega un momento en el que no logramos discernir entre ficción y realidad. A los debutantes no les faltan ganas de agradar y ofrecer un producto rompedor a la par que interesante, pero el resultado final dista muchísimo de ser redondo a pesar de que al terminar de verla uno tiene la sensación de que no ha perdido el tiempo y que ha dejado un ligerísimo poso que hace pensar sobre lo que se ha visionado.





     Tal vez el mayor hándicap que puede presentar la película es que peca de demasiado ambiciosa, y que da la impresión de que hubiera funcionado mejor como novela que como película. Para hilvanar tres historias a la vez y evitar que la superposición de las mismas derive en un confuso laberinto de fechas, personajes y situaciones hay que tener un talento desbordante para que la narración no desfallezca y todas las historias tengan el mismo interés, y los directores de "El ladrón de palabras" no lo tienen. No consiguen dotar a la narración del alma necesaria para que la historia cale hondo, para que fluya la empatía con los personajes, con lo que nunca llega a emocionarnos lo que estamos viendo, a pesar de que ponemos empeño en ello y tratamos de sumergirnos en la trama. Y la verdad es que tiene mimbres para enganchar, ya que trata diversos temas como la falta de creatividad literaria, el plagio, los remordimientos o la falta de escrúpulos del ser humano para conseguir sus sueños o el aprender a vivir con nuestras decisiones. Tal vez uno de los aspectos más interesantes de la película es el tratar de discernir qué es realidad y qué es ficción, si un personaje u otro son fruto de la imaginación de uno de los escritores o es real, por lo que deja una puerta abierta a la imaginación de cada espectador.





     Encabeza el reparto uno de los actores de moda, Bradley Cooper, más habitual en papeles de comedia como el de Resacón en Las Vegas (2009) y su secuela, y que en esta película muestra sus limitaciones en el drama, suponiendo una elección muy poco acertada para encarnar al escritor protagonista y escenificar todos sus fantasmas y miedos. Lamentablemente sale perdiendo en el duelo interpretativo con Jeremy Irons, con un papel corto pero que permanece en la retina bastante más tiempo que el de Cooper. El cupo femenino lo integran la cada vez más en alza Zoe Saldana, que sale mejor parada que Olivia Wilde, actriz que no me dice absolutamente nada, presencia insustancial en todas y cada una de las películas que hace.


     En definitiva, una propuesta interesante, una película sin disparos, explosiones, monstruos, asesinos, efectos especiales; únicamente una historia de gente cotidiana afrontando sus problemas, que puede resultar más o menos fallida pero que intenta aportar algo más allá de lo habitual en el cine de hoy en día.

LO MEJOR: Historias dentro de historias; Jeremy Irons; no se hace pesada.

LO PEOR: Es complicado plasmar el lenguaje literario en el cine; Bradley Cooper no da la talla; la historia centrada en París rompe el ritmo.

MI NOTA: 6/10

LA FRASE: "Todos tomamos decisiones en la vida. Lo difícil es vivir con ellas".


                             
                                                                   TRAILER





    

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