sábado, 4 de febrero de 2017

Crítica: Comanchería (2016)

FICHA TÉCNICA
Título: Hell or high water País: Estados Unidos Duración: 102 minutos Género: Crimen, Drama, Western Director: David Mackenzie Guión: Taylor Sheridan Productores: Braden Aftergood, Peter Berg, Katrhyn Dean Música: Nick Cave, Warren Ellis Fotografía: Giles Nuttgens Montaje: Jake Roberts Intérpretes: Ben Foster, Chris Pine, Jeff Bridges, Gil Birmingham, Dale Dickey, Marin Ireland, William Sterchi, Buck Taylor, Kristin Berg Estreno en España: 30 de diciembre de 2016 Calificación por edades: No recomendada a menores de 12 años


SINOPSISUn padre divorciado y su hermano, un presidiario recién salido de la cárcel, se dirigen al Oeste de Texas; han concebido un plan desesperado para poder salvar la granja familiar.

CRÍTICA: Si buscamos el significado de comanchería, encontramos dos acepciones: por un lado puede referirse a una jefatura de policía, y por el otro hace referencia al nombre que recibe habitualmente las regiones de Nuevo México, oeste de Texas y zonas cercanas ocupadas por los comanches antes de 1860. Ambas casan perfectamente con el fondo de la película, un western contemporáneo con una aureola de denuncia social dirigido por el británico David Mackenzie (Escocia, 1966), en el que se abordan temas como la lealtad o la familia, con el trasfondo de la profunda regresión económica que asola esa parte del país estadounidense, representada en la voracidad y falta de escrúpulos de los bancos y que es el detonante de la historia que nos cuenta la película. 

                      "Comanchería" es una historia de claros y oscuros, en la que la línea entre el bien y el mal no está claramente definida. Tenemos a la pareja de hermanos que se dedica a robar bancos, pero nos llama la atención el motivo por el que lo hacen, por lo que en prácticamente en todo momento podemos ponernos en su piel. Se rebelan contra una sociedad injusta y un sistema económico que ha hecho mucho daño a su familia. Toby es el hermano sensato y reflexivo, el que quiere robar lo justo para cumplir el plan que ha trazado, sin que ningún inocente salga dañado. Tanner ha visitado la cárcel en más de una ocasión, y es violento e impulsivo, por lo que es inevitable que choquen en más de una ocasión. Por otro lado está la pareja de policías que persiguen sin descanso a los atracadores, que mantienen una relación como poco curiosa, y que aporta las consabidas gotas de humor a un relato que tanto en su fondo como en su forma dibuja un ambiente deprimente y apático, remarcado por la melancolía que rebosa en las diferentes conversaciones que mantienen los hermanos en el porche de su casa, cerveza en mano y observando la puesta de sol. Mackenzie nos ofrece un relato duro y conciso, apoyándose en la estupenda (y polvorienta) fotografía de Giles Nuttgens, abundante en planos de cielos tormentosos, clara referencia al estado anímico de todos los personajes que desfilan por la cinta. Taylor Sheridan ofrece un libreto en principio simple pero lleno de matices, en el que dibuja con trazo firme el modo de vida de los vaqueros modernos y el desajuste social que provoca la implacable mano de los bancos sin escrúpulos. Me gustaría destacar también una muy cuidada banda sonora, con partitura de Nick Cave y Warren Ellis y temas de Chris Stapleton o Townes Van Zandt, entre otros.



                   Los tres actores principales rayan a gran nivel. Chris Pine demuestra que es algo más que una cara bonita y que puede atreverse con proyectos que van más allá de meros blockbusters. Ben Foster tiene, en cambio, un registro más amplio, por lo que nos ofrece interpretaciones muy correctas siempre que aparece en pantalla. Jeff Bridges, como los buenos vinos, mejora con los años, y parece que definitivamente ocupa en Hollywood el lugar que siempre se ha merecido. Incluso en aquellas películas en las que hace una interpretación de manual, como puede ser esta, deja poso y se erige como el mejor actor del reparto.

                   En definitiva, una película muy destacable tanto en el fondo como en la forma, con un ritmo pausado (que no lento) y una aureola intimista, y que trata un tema que lamentablemente está muy de actualidad, apoyado en escenarios desérticos, en una banda sonora muy disfrutable y en unas interpretaciones notables.


NOTA: 8/10

                           

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